Papero y Viruletto, amigos de la infancia, son los protagonistas de esta historia breve que ojalá resulte divertida. Sucedió que cierto día, a la hora de la siesta, Papero, el menor de ambos, a quien sus padres le habían regalado una motocicleta equipada con un motor de ciento veinticinco centímetros cúbicos de cilindrada, solicitó a Viruletto enseñarle a conducirla.
Así fue que, con Viruletto al manubrio de la motocicleta, ambos partieron hacia un camino rural. A pocos metros antes de la entrada a una finca cercana, Viruletto frenó y ambos descendieron para permitir a Papero montar solo e intentar dar una vueltecita sin tener el apoyo de su amigo que lo observaba. Fue entonces cuando el inexperto Papero giró hacia un lado y encaró directamente a su amigo Viruletto sin poder controlar la máquina que marchaba de modo irregular. Los ojos de Viruletto se abrieron desmesuradamente al advertir el inminente impacto, aunque, alcanzó a echar su cuerpo sobre el manubrio y así resultó trasladado involuntariamente hasta que el alambrado de la finca puso fin a la travesía.
Ambos sufrieron golpes de menor importancia, aunque, a Viruletto le duraron por varias semanas las marcas del alambre sobre su espalda. Nunca se supo si Viruletto tomó venganza por aquél acontecimiento fortuito, pero, quienes leyeron los relatos de esta pareja de inquietos rapaces creen que dicha especulación tiene muy firmes fundamentos de realidad.
P.S.: texto escrito por Hugo Mario Bertoldi Illesca - Argentina - 18-08-2019
Comentario
GRACIAS HUGO
POR COMPARTIR TU NARRACIÓN.
AMIGOS EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS.
Me enamoré de tus personajes y de sus travesuras.
Aquí me quedo esperando por más historias de tu versátil pluma que trasciende espacios para llegarnos al alma y seducirnos con su encanto.
Querida María Mamihega, tenerte como lectora fiel es un privilegio que atesoro con mucho celo. Estos personajes son reales y suelo verlos y conversar con ellos. Pronto publicaré más historias como esta y confío en que harán reír a todo aquél que se acerque a leerlas. Abrazonrisas y mi especial agradecimiento por tu amorosa presencia.
¡Gracias por tus buenos deseos, amiga! Me agrada escribir en ambos géneros: poesía y prosa. El genero narrativo me divierte y advierto que tiene buena recepción en algunos lectores ávidos de historias ocurrentes y graciosas. Abrazo y buenas noches, mi querida Milagros.
Muy buena esa mecánica de tus relatos. Te deseo que los hagas, los publiques y que tengas mucho éxito.
Te cuento, Milagros, que los protagonistas de esta y otras historias que tengo en mente publicar en OME y otros varios sitios, son reales y viven en la ciudad en que resido. Uno de los dos es quien me provee las historias que luego plasmo en forma de relatos, basados en los hechos. Agradezco tu preciosa presencia y tus palabras.
Muy interesante suposición, Milagros. Tienes razón en lo relativo a que los domingos parecen ser días en los cuales hay menos ingresos de gente a la Internet. Tal vez es que muchos individuos que habitualmente lo hacen durante la semana laboral, ocupan este día para otros entretenimientos, sabiendo que el ordenador de la oficina estará muy a la mano para ponerse al día en ratos libres (o de libertad condicional autodecretada por el convicto... ).
Un tema ajeno a tu texto: Desde hace más de 10 años ando por estas redes. Por experiencia sé que los domingos son de poca afluencia. Pareciera ser que los días de trabajo es fácil robarse espacios en las oficinas para entrar a internet y que los domingos la atención a la familia no permite esos espacios. Es una suposición que me hago.
¡Ohhh! ¿Entonces nos dejas en suspenso? ¿O continuará en el próximo capítulo?
Se vislumbra muy buena la historia.
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