Viejo tango marengo
(Décima espinela)
Padre, el recuerdo hoy obtengo
instalándome a tu la´o
para bailar muy lleva´o
un viejo tango marengo.
El tiempo me abraza y vengo
a buscar entre la bruma
tu gran sonrisa de espuma
y el cabriolear glorioso
que te hizo grande y famoso
en las pistas de la pluma.
Fuiste temple y alegría
en los bares de la zona
sin importar la llorona
que tras tus huellas corría.
Tu sangre roja cubría
el frío piso de asfalto
esa noche del asalto
en calle Pérez-Cupé
perdiste digno el tupé
sin dejar de ser contralto.
Un viejo tango marengo
escucho triste esta noche
al degustar en derroche
la pena inmensa que tengo.
De tu luz hoy me sostengo
para olvidar la tragedia
que oscureció la comedia
de mi vida deshojada
por tu muerte inesperada
que acongoja y no remedia.
Cecill Scott.
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