Vendedores ambulantes

[Tibaldo Enrique Borjas Guarucano]

El hombre dejó colgada
su voz en el aire de las calles
con ruidos parecidos al de las
motos y cornetazos hirientes
que perforan los tímpanos de las casas
y dejan un silencio amargado.
Nada se escapa. Volteando al mundo
sobreviven.
¡Ah!; pero están muertos.
La desesperación los resucita para seguir colgando su voz en el aire de las calles.

Autor: Tibaldo Borjas
Venezuela.

[Tibaldo Enrique Borjas Guarucano]

Muchas gracias queridas poetisas y estimados poetas.

[Ma. Gloria Carreón Zapata]

Triste realidad maestro, mientras nuestros gobernantes se llenan los bolsillos con el dinero del pueblo, ellos tienen que recorrer las calles tratando de vender su mercancía para poder llevar el alimento a casa. Un gusto saludarlo y disfrutar de la lectura de sus bellos versos.

[Liliana MarIza Gonzalez]

Tibaldo Enrique

Un lindo homenaje a esa gente que debe salir a la calle a vender ara llevar un plato de comida a la mesa o más

Gracias 

mary

[Ingrid Zetterberg]

Debe ser muy triste ser un vendedor ambulante, que a base de pregones va vendiendo de cuando en cuando sus frutas en oferta....sus tamales, sus empanadas...etc. etc. Muy hermoso tu breve poema Tibaldo y muy realista. Saludos cordiales.

[Delia Pilar]

Muy realista tu poema, un homenaje a esa gente que vive "al día", 

lamentablemente si no recorren las calles no comen ni ellos ni la familia.

Mientras nosotros permanecemos encerrados ellos se arriesgan.

¡Felicitaciones, Tibaldo!

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Homenaje a esa gente que debió seguir en las calles, Tibaldo!

[Tibaldo Enrique Borjas Guarucano]

Muchas gracias poetas. Abrazos.

[BEATRIZ OJEDA]

Muy bonito y profundo amigoTibaldo.

Abrazos

[kin Mejia Ospina]

Así es, es una realidad que ha traído esta pandemia, un forma como otra cualquiera d sobrevivir. que importa el antes, ahora hay que reinventarnos. Buen poema poeta, un abrazo.

[Iris Girón Riveros]

Una realidad fuerte en nuestros mundos

en donde el corazón palpita buscando vida

cuando a veces se siente fenecer

por estar cansado en la lucha diaria

por sobrevivir.

Poema de reflexión, estimado Tibaldo.