UN VIEJO DIABÓLICO Y DESAGRADABLE
Mi adorada abuela Cun quedó viuda a sus treinta años de edad. Es que mi bisabuelo la casó a sus quince años con un comerciante amigo, de esos que recorrían toda la Isla vendiendo perfumes y productos europeos, creo que era del Medio Oriente. Pues ahí la casaron con un caballero cuarenta años mayor que ella, y puffff, se murió dejándola con seis niños, cinco nenas y un varón, mi padre.
Abuela nunca se volvió a casar, pero vivió cómodamente rodeada de sus hijos, protegida por su único hermano que heredó los negocios de su padre e hiso muy buenas inversiones.
Todas sus hijas fueron casándose, Tía Aurelia, Tía Saturnina, Tía Domitila, Tía María y Tía Alicia, y papi, Ismael, por ser primogénito de un árabe, creo, siempre se quedó al lado de su madre. Y también creo que milagrosamente papi resultó ser muy caballeroso y masculino, considerando que se crio solito rodeado de seis mujeres que lo trataban como si fuera un tesoro de marfil.
Pues este relato comienza treinta años después de la viudez de abuela, yo tendría para ese entonces ocho añitos y era la nieta adorada de mi abuela Cun. Siempre a su lado, siempre mirándola, me parecía preciosa, blanca, alta, bella, con aquel cabello castaño dorado que llevaba en un moño con mucha elegancia. Solamente yo sabía que era tan largo su cabello que la cubría toda cuando salía mojada de darse un baño y yo detrás de ella mirándola extasiada.
Entonces comenzaron mis celos aquel sábado en la tarde cuando apareció de visita un viejo narizón a visitar a mi abuelita, y yo en el medio de los dos, mirando cada movimiento de Don Severo Carmenatti, así se llamaba el tal Don.
Era obvio, pienso yo ahora recordando la historia de mi mal carácter, que Don Severo se babeaba con la media sonrisa de mi abuelita bella, mientras yo le lanzaba puñales amenazadores si el tal caballero trataba de acercarse demasiado.
Y así empezó mi guerra con sus visitas. Creo que Don Severo pensó que podría conquistarme con dulces, y al volver a nuestra casa cada sábado me tría bolsas de caramelos, y yo las cogía, pero no dejaba de mirarle con cara de malos amigos. A mí no me compran con dulces, creo que pensé, y de nuevo me metía en medio entre los dos.
Escuché que le dijo a mi abuela antes de irse una tarde: - tu nieta tiene el carácter de mil demonios- , y hasta ahí llegó su romance, pues también escuché que abuela le contesto: váyase y no regrese más, mi niña es mi ángel protector, y no permito que se diga nada malo de ella.
Diantre, desde entonces crecí creyendo ser un diablo para los hombres y un ángel para las mujeres, y eso se lo debo al demonio de Don Severo.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
Comentario
Mary, muchas gracias amiga, por tu constante motivación, bendiciones luminosas, Amaralis
Mi muy estimado amigo Críspulo, muchas gracias por tan sentidas palabras, me honran, bendiciones luminosas, Amaralis
Excelente narrativa
mary
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME