ESTE ES UN CUENTO DE NAVIDAD,
PARA QUE EN EL TRANSCURSO Y EN EL CAMINO
NOS ALEGREMOS Y TODOS FELICES EN LA VIDA NOS UNAMOS, CON LOS BELLOS COLORES Y EL SONIDO.
ERASE UNA VEZ UNA MADRE DISPERSA, PERO AMOROSA Y ENTREGADA A SU ÚNICO HIJO QUE COMO ELLA VOLABA Y SE DISPERSABA.
ESTE JOVEN LO TENÍA TODO, Y NO DISFRUTABA DE NADA.
POR DISPERSOS SE HABÍAN PERDIDO DE VARIAS NAVIDADES,
PERO ADIVINEN QUE……SE ENCONTRARON UN CHOCOLATE QUE LES TRAJO FELICIDADES.
LA MADRE… TRATANDO DE VENDER ARTE, CAMINANDO Y DESPISTADA,
ENCONTRÓ UNA CAJITA DE REGALO CON UN MOÑO GRANDE, GRANDE Y DE VARIOS COLORES, POR AHÍ TIRADA.
AL ABRIRLA, OH SORPRESA!!! ERA UNA BARRA GRANDE DE CHOCOLATE,
MIRÓ A LOS LADOS PARA VER SI LE PERTENECÍA A ALGUIEN,
LA LLEVÓ A CASA PARA COMPARTIRLA CON SU HIJO….DENTRO DE LA CAJA HABÍA BARRITAS VAINILLA Y TAMBIÉN DE CANELA;
EL JOVEN FELIZ DE TENER ESTA BARRA DE CHOCOLATE QUE JAMÁS HABÍA TENIDO, DE TODO DISFRUTÓ Y NO DISCUTIÓ.
SIEMPRE A LA MESA Y SIN AGOTARSE, TOMABAN CHOCOLATE BIEN CALIENTE, CON RICO SABOR A VAINILLA Y CANELA.
ESTA NAVIDAD ENTONCES… SU CASA SE LLENÓ: DE COLORES, SABORES Y MUCHAS FELICIDADES.
SALÍAN AL BOSQUE, EN MEDIO DEL FRÍO Y AL REGRESAR A CASA, CHOCOLATE CALIENTE ERA LO QUE TOMABAN.
EN LA CAJA… NO HABÍAN VISTO, VENÍA UN ELFO NAVIDEÑO, QUE SE HACÍA GRANDE Y TAMBIÉN PEQUEÑO.
DANZABAN TODOS CON ÉL AL SON DE LA MELODÍA DE NAVIDAD Y QUE LINDO TODO EN FAMILIA SE OÍA.
Y AQUEL JOVEN QUE NO DISFRUTABA DE NADA, CRECIÓ Y SE HIZO HOMBRE, Y CADA NAVIDAD… DEL CHOCOLATE, LA VAINILLA, LA CANELA Y EL ELFO, ÉL DISFRUTABA.
ALICE MÚNERA
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