…LLEGÓ EL NIÑO DIOS!

[Alice Munera]

Mi hijo tenía tan solo cinco años y en aquella navidad (como decimos en mi tierra) como pobres no nos faltaba nada.

Con los ahorros del pequeño compramos algunos panes y unos tantos juguetes, el pobre preguntaba: por qué a mi vas a comprarme muñecas?; le expliqué bajándome a su nivel de estatura, que todo lo que teníamos lo compartiríamos con niños menos afortunados y con sus ojitos de rasgo almendrados, luminosos y felices empezó a planear con quién compartirlos.

La idea no era tan descabellada como pensaba mi familia por la seguridad, ir a algún barrio donde los niños se vean en los andenes, sin zapatos, aquellos que sueñan con abrazar una muñeca o tirar de una cuerda un carrito.

 

En la moto con la bolsa de los regalos (que no eran muchos), fuimos en busca de aquellos pequeños, era 24 de diciembre , mi niño y yo con gorros navideños, nos sentíamos como Papá Noel, una tarde soleada, con gente afanada por doquier; cumplíamos con la misión que nos habíamos propuesto, pero solo una niña, cómo de seis añitos quedó en nuestras mentes, estaba en la puerta de su casa, jugaba con un vaso desechable sucio, sus piececitos descalzos, sus ojos estaban llorosos, su cabello trenzado de hacía muchos días (porque algunos pelos sobresalían en desorden), tenía un vestidito azul claro, un tanto mugroso; mi hijo se bajó de la moto con las dos bolsitas para ella y la alegría que demostró nos contagió, porque saltando sin decirnos nada, entró gritando no sabemos a quién:  LLEGÓ EL NIÑO DIOS Y UN REGALO ME HA TRAIDO!.

Nos marchamos de aquel lugar, satisfechos; yo me sentía mas comprometida con mi hijo, porque aquella expresión me demostró,  que no importan los manjares, ni los regalos costosos, lo que importa es compartir,  para cambiarle el rostro a algunas personas que creen que solo los ricos son visitados por EL NIÑO DIOS.

 

ALICE MÚNERA

14 DE NOVIEMBRE DE 2012   8  PM