UN CUENTO DESPEINADO (A UN NOMBRE EN PRIMAVERA)

[Alejo Urdaneta Fuenmayor]

(Emil Nolde)

UN CUENTO DESPEINADO
(A un nombre en primavera)

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Quiero escribirte un cuento despeinado, con la pálida luz del invierno y su lluvia incesante. Un cuento donde alguien dijese: “Érase una vez una niña inquieta, musical y caprichosa. Pero era amable y sabía amar…. Una niña sonrisa de rasgos finos y voz suave, de hablar ligero cuando la emoción la dominaba.”
Así comenzaría el cuento; pero el problema es continuarlo, porque las sombras llegan pronto en este tiempo, y allá en su ciudad la primavera corre ligero para florear las plazas de música.
Su nombre es signo de fuerza y prestancia, suena en un templo penumbroso donde ella se esconde: un relámpago de luz rojiza. Pasa de pronto, y cuando vas a llamarla para que ella se vuelva hacia mí, una ráfaga de perfume me distrae. Ya no sabes si la nombraste o fue este tiempo de lluvia el que la llamó, el perfume de la lluvia.
Al hacer la sagrada ablución de la mañana, te peinas ante el espejo, porque al despertar tienes que lucir bella y liviana de nocturnidad. Tiene ella un espíritu y una mente que desconcierta, pero se quiebra su fuerza ante la música que viene de un piano en la casa del vecino. Suena “La plus que lente”, de Debussy, para enternecerte. No tienes en casa el piano para entablar una conversación de notas musicales, en la que responderías con “La valse”, para que todo quede en el color impresionista de tu calle todavía lluviosa en el presagio primaveral.
Mi amiga habla de vientos desconsoladores. Está excesivamente fresca y juvenil. Advierto que ella me ofrece unas cuantas frases y unas poses apenas ensayadas. Mis derechos de amigo han cedido paso a la imaginación.
Pudiera ser pueril, pero la juzgan muy profunda o extraña en sus desplantes de luz. Eres actriz de mil ojos ante la palabra maldiciente o soez. A ella hay que comprenderla, vive en libertad y se acuesta a veces al amanecer. Cuando habla con sus amigos en el Café, los burgueses huyen aterrados, porque pareciera que ha jugado todo en el casino de Montecarlo y se da en este lugar el lujo de pagar la cuenta de todos sus amigos.
Le gusta relatar sus recuerdos. Aparecen en sus mejillas rosetones como los de la Catedral de Chartres. Y así como colorearon su rostro en un instante, así mismo se desvanecen. Son como un pájaro en el reloj de pared de su casa en el barrio de la ciudad iluminada.
Todo eso lo hace en los diversos momentos de su día corriente, pero no son corrientes para cargar tantas sorpresas. Alguien pudiera decir que no es sentimental, pero sé sin ninguna duda que en su silencio repentino se cuela un hilo muy largo de ternura. Para mi amiga todo es reír, exaltar la vida en una risa de cristal. Y es frecuente que sus ojos se paralicen de pronto y permanezca abstraída. Es en esos momentos cuando la belleza de mi duende, como ausencia de su propio cuerpo, se expande por el ambiente, en cualquier lugar donde esté. Y nunca puede descubrirse un motivo.
Algún día nos dejará abismados con una sorpresa. Yo creo saber ese secreto, porque son dedicadas a mí sus miradas más inteligentes, sus largas miradas tristes al escuchar llover. Cuando me habla siento que levito sobre el resto del mundo. Y me pregunto: ¿Por qué este trastorno de tanta intensidad, de qué manera puedo explicarlo en un alma solitaria?
El cuento no termina aquí porque todavía no ha comenzado. Suena afuera el crepitar de la lluvia en los días últimos del invierno, salteada por destellos de luz, y puedo ver los filamentos de hilo flotando al viento, retando hasta al huracán. La araña que ha tejido esos livianos estambres lanzados hacia el espacio desconocido son como La Magia: aérea, sutil, inalcanzable.
Mientras escribo el comienzo de mi cuento despeinado, sigue lloviendo afuera, y yo pongo en la ventana tus ojos de maravilla para que ellos vean por mí. ¿Has visto que el agua que golpea el cristal de la ventana es como el simún en el desierto? Se remueve como arena, sin disciplina y hace espirales y danza. Así estaban tus ojos ese día. Brincaban de un lado a otro del azogue.
Cuando ya tu cabello estaba en forma, me acerqué al espejo que habías abandonado y te vi de espaldas, frente al ventanal arenoso. Fuiste huyendo como vapor sin aroma, hacia las nubes oscuras y ruidosas. No estabas más en el espejo. Una gran crueldad me habías hecho.
Y el ladrón estaba afuera.

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En marzo, por las liebres.

[Paloma Perez del Pozo]

 Muy hermosa prosa que me ha encantado leerte. Felicidades por tu reconocimiento destacado. Un fuerte abrazo.

[Aimee Granado]

Un simbolismo fuera de serie, tus descripciones detallan la sutileza de tu arte, la espiritualidad de tu esencia que trasciende los espacios para perpetuar su maravilla en el tiempo. Nos invitas a ser protagonistas de tu historia tan bien situada en su época y que destila la elocuencia de tu tintero con la magia de ese corazón que surte sus azares.

Te creces cuando afirmas: El cuento no termina aquí porque todavía no ha comenzado. Suena afuera el crepitar de la lluvia en los días últimos del invierno, salteada por destellos de luz, y puedo ver los filamentos de hilo flotando al viento, retando hasta al huracán. La araña que ha tejido esos livianos estambres lanzados hacia el espacio desconocido son como La Magia: aérea, sutil, inalcanzable.

Me identifiqué con la protagonista de tu relato y enamoraste mis sentidos.

¡Definitivamente genial!

[ROBERTO XUCHITL PEREZ]

LIC. ALEJO U.

Un regalo que se asienta en el alma armoniosamente. Bellas representaciones simbólicas y espirituales que son una persuasión hacia los valores estéticos selectivos de un género narrativo en específico. A manera de un Vintage, la protagonista se transforma en el elán de una Belle Epoque parisina, donde la ambientación parece haber brotado de la pluma de Maupassant o su gurú Flaubert. Flota el espíritu del impresionismo en un óleo que se dijera que es una proyección del inconsciente, encarnado en “Una niña de sonrisa de rasgos finos y voz suave, de hablar ligero cuando la emoción la dominaba.” Estancias idílicas en contraposición al racionalismo filosófico del neoclásico de aquellos ayeres: “La magia aérea, sutil, inalcanzable”.  En un perfomance con sonoridad musical de Debussy (”La plus que Lente”) que conforman figuras de representatividad versallesca. “Ya Carl Jung mencionaba en el siglo pasado ahondando en la influencia que ejercen estas evocaciones de manera conductual en el subconsciente.

El final no podría ser superado. “Fuiste huyendo como vapor sin aroma, hacia las nubes oscuras y ruidosas”... Evanescente, onírico; aquel que surge en la encrucijada de un meridiano húmedo, frío, que acude con nubes de viento angustiado; que  resbala por el rostro confuso entre el llanto y orfandad y la hermosura de una niña de mirada hundida en un mundo ajeno. Ángel con peso excesivo  en alas que le impiden el vuelo. En la fascinación mórbida que seduce el vacío hacia la muerte (Propio de aquellos años). Hacia el polo de la nada que brilla en la retina petrificada en el silencio.

Gracias mil dilecto poeta, un viraje dentro de una galería de un tiempo inamovible en un espacio increado. Mis respetos ante todo, mi admiración y aplausos a su digna autoridad en esta Asamblea de Artistas. Feliz año 2020.

 

FRATERNA Y CORDIALMENTE

ROBERTO XÚCHITL PÉREZ.

 

 

[Levy Ronny Benlabrat]

"Para mi amiga todo es reír, exaltar la vida en una risa de cristal"o "Fuiste huyendo como vapor sin aroma, hacia las nubes oscuras y ruidosas. No estabas más en el espejo. Una gran crueldad me habías hecho".

 MARAVILLOSAS FRASES ENCANTADORAS!!!!! Risa de cristal !!! divina metáfora!!!

( Yo pertenezco a ese grupo de escritores que leen y después comentan y no a la mayoría de ésos que dejan falsos elogios sin mismo leer.)

Los machistas dicen que las mujeres llevan el pecado en los labios, un infierno entre las piernas y mil demonios en el alma. Tu relato desmiente esta infame mentira y te agradezco por la noble y franca sensibilidad de tus palabras, tu heroína no pertenece a todo eso, ella como todas las mujeres del mundo, es un ángel bendecido.
Tu relato es un abanico de emociones, parece que has estado explorando la sutileza femenina de la mujer divina. Es todo un retrato de espejos y perfumes que refleja una mujer sensible e inspiradora. Se dice que la belleza física tiene la virtud de lo efímero cuando la belleza interior tiene la virtud de lo eterno y lo divino, y así es tu hermosa heroína.
Tu escritura es hermosa, asombra los sentidos, describes una mujer valiente, guerrera y bendecida. Estoy seguro que esa bella flor es la que llevas en tu alma de poeta.
Bendiciones
Ronny