Besito de agradecimiento infinito
En las tardes al salir de edificio donde doy clases siempre voy a paso lento. Es que me gusta contemplar el verde de los árboles, escuchar el trinar de los pajaritos en sus ramas y predecir si lloverá o si el día continuará iluminado por muchas horas más.
No falla que algún estudiante se me acerque para ofrecerse a cargar mis libros. Pienso que se dan cuenta que mis piernas ya casi no me aguantan, o tal vez son amables por naturaleza. Yo con gusto lo agradezco, pues del edificio al estacionamiento hay una distancia que me permite conversar con ellos.
Esos minutos de trayectoria juntos siempre son maravillosos. Les hago toda clase de preguntas: que si están cansados, que si tomaron exámenes hoy, que si esta noche se van de chinchorreo (cafetería con licor y música). Y es maravilloso que casi sin conocerme me cuentan toda clase de intimidades, alegrías y tristezas.
Al llegar al estacionamiento siempre les ofrezco llevarles al hospedaje, casi siempre rechazan la oferta, pues en estos días casi todos tienen su propio vehículo esperándoles, o algún compañero que les da pon (transportación).
En varias ocasiones un joven hermoso me ha dicho: no gracias profesora, mi compañero me espera. Cuando me dicen compañero, por lo generar es su pareja, pero siempre tienen el temor al rechazo por sus preferencias.
Ayer en la tarde me ocurrió lo mismo y como soy directa, le dije: ¿tu novio?, y asentó con su cabeza. ¿Estás enamorado? Y volvió a indicar que sí con su cabeza, y esta vez con los ojos un tanto húmedos por el temor a mi rechazo. Pero yo le acerqué mi mejilla para pedirle un beso de despedida.
Debieron haber vito la alegría desbordarse por su rostro. Y lleno de emoción con la voz entrecortada me dijo: Profesora, hace tiempo deseaba darle un besito y no me atrevía, que feliz me hace.
Y se marchó caminando ligero, casi volando como gorrión feliz, con el corazón saltando de alegría al sentir que una persona importante para él aceptaba quererle como él era.
El amor no tiene límites y florece donde debe florecer.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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