Cuando mi boca sale de tus labios;
me siento como si fuera un elegido
para verter mi ser en tus adagios,
y desde ya sentirme agradecido
Tu cuerpo tiene un olor a pecado,
pero yo no estoy dispuesto a ceder
y como un enajenado, voy a tu lado
desde la mañana hasta el anochecer
En tu piel se han regado mis caricias
aperturando surcos, para la pasión
que se acomoda con suaves albricias,,
en los sitios donde uno pierde la razón
Te vuelves cómplice de mis locuras,
en estos instantes de loca sensualidad
donde en el fragor siento me apresuras,
a sentirte dentro de mi total cabalidad
Ya en mis primaverales espasmos,
me concentro en surcar la terrenalidad
hasta sentir que al final los dos fluimos,
en una paz que me produce tu afinidad
Nelson
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