- TARDE DE FURIA Y TRIUNFO INESPERADO - (historia basada en hechos reales)

[Hugo Mario Bertoldi Illesca]

  El hecho que narraré a continuación aconteció en la norteña ciudad de Avellaneda, provincia de Santa Fe, República Argentina, un día domingo durante la maravillosa década de los ochenta.

  Participaba junto a Carlos Hugo Calvo, un joven médico veterinario, mi ocasional compañero de dobles, en un torneo de tenis a nivel local que se disputaba en las canchas de "tierra batida" (léase, polvo de ladrillo) del Club Unión. Calvo, de reconocida trayectoria en el comercio de agroquímicos, y socio, por aquel entonces, en un negocio de agroveterinaria, quien había emigrado desde la ciudad de San Antonio de Areco, en la provincia de Buenos Aires, tenía un nivel tenístico rayano en lo cavernícola. Esto equivale a decir que usaba la raqueta como un garrote. Pasaron más de trés décadas de aquel evento y aún no me queda claro cómo fue que llegamos al partido final, y cómo hicimos para lograr un triunfo que parecía imposible.

  Lo concreto es que nos hallábamos frente a la restante pareja finalista y debíamos entregar lo mejor de nosotros para la obtención de un modesto trofeo y un mimo a nuestros egos. Recuerdo que luchaba con denuedo, pero, a pesar de todos mis esfuerzos, mi inexperto compañero no mostraba reciprocidad. Sin lograr disimular mi estado de ánimo, comencé a tirar golpes con potencia inusitada (a la pelota, no al veterinario), especialmente durante mi servicio, con tanta fortuna y necesaria puntería que lograba desbordar a mis rivales. Mi compañero, asustado, quizá, por mi desatada furia, puso lo suyo y comenzó a trocar en aciertos sus anteriores yerros.

  En el estante superior de un placard, junto a otros trofeos, se halla el que evoca una jornada en la que la bronca fue la energía necesaria para superar aquel momento tan adverso.

NOTA: adjunto imagen tomada de la Internet al solo efecto de ilustrar el texto.

AGREGADA: imagen del trofeo obtenido luego de la experiencia narrada aquí. 

P.S.: texto escrito por Hugo Mario Bertoldi Illesca - Argentina - 2 de octubre de 2019

[Hugo Mario Bertoldi Illesca]

Querida Marta, tus palabras son sabias y oportunas. El momento que relato, ocurrido hace más de tres décadas, fue muy raro, aunque, tiene mucha lógica. En mi humilde opinión, fue una ocasión en la que se hallaron en un punto coyuntural la Oportunidad y la Decisión. Decidí que no me iría de la cancha sin "dejar el resto" y eso motivó a quien era imprescindible fuese motivado, pues, resultaba ser "el clavo flojo por donde se filtraban las gotas en el techo". El clavo se atornilló "y ya no hubo goteras". Creo que nuestros oponentes "se habrán apichonado", como suele decirse en la jerga campestre, al advertir nuestra revertida predisposición a la lucha y eso sumó a nuestro favor en el resultado, que fue tan sorpresivo como emocionante. 

P.S.: agradezco especialmente tu precioso comentario, amiga querida y noble, y aquí le doy micrófono a un sujeto que quiere decirte algo en su particular modo de expresar, y que también extraña tus publicaciones... 

Dihculpe Uhté, ña Martita,

que interrumpa de' hte modo,

en que, como a Quasimodo,

me' namoró una chinita...

La yamaban "Campanita",

"zíngara", "turca", entre varioh

apodoh ehtrordinarioh

que le traerán mil ihtoriah...

¡Perdone si ago memoria

en temah inesesarioh!

En cuanto a su comentario

al relato de don Ugo,

verá Uhté, tampoco arrugo

y suelo ser un corsario

si el desafío eh temerario,

y ni ablar de "mi pichón

de bentebeo"... ¡eh pior que alcón

persiguiendo una paloma,

pueh, cuando su orguyo asoma,

eh ave de gran asión!

[Marta Elena Díaz]

A veces, las motivaciones internas superan nuestro sentido transformando en positivo lo que en otros momentos no queremos vivir, es cuando el esfuerzo está más allá del resultado.

Imagino tu estado de ánimo amigo, como también la inquebrantable idea de no flaquear.

Otra vez, tu ave fénix puso el punto final

Un enorme cariño,como siempre.

Marta