SU SENTIMIENTO DEJO LA PACIENCIA
El amor un buen día lo castigó,
en el sereno ocaso de su vida,
con esa tan dulce emoción ya perdida,
con el más duro y fuerte afán lo hostigó.
Llegó a él callado y con gran sigilo,
despertando con fuerza lo dormido;
el sintió lo que nunca había sentido,
con la tierna doncella con estilo.
Fue de lo más fácil hablar con ella,
y cuando ya estaba cerrado a todo,
abrió su quieta alma como de centella.
Dejó aquel sueño de indiferencia,
y adquirió la vital fuerza de nuevo,
su sentimiento dejó la paciencia.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D . R .
Imagen de Internet.
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