SE PONIA LA ROPA DE LA PRUDENCIA
Su destino natural era su afan de conocer,
dejar la luz tenue y buscar el sol del saber,
sin contar su raza, historia, físico o moral,
y en una atmosfera sosegada de ello disfrutar.
No existía en él la fatiga de lo nuevo encontrar,
no conocía la mala intención, ni el rencor,
y gozaba de los maravillosos crepusculos,
y era feliz al ver abrazados al cielo y al mar.
Su entusiasmo llegaba al despuntar el alba,
se extasiaba con los rayos solares derramados,
y se llenaban sus sentidos de suaves pensamientos,
tenía fe en el amor por la mujer y el placer sensual.
Distinguía entre las piedras la hierba crecer,
y a los árboles su oscura vegetación proveer;
quería la igualdad entre los pobres y los ricos
y aceptaba el ronco graznido del pavoreal.
Propiciaba que el cielo no se alterara,
y que su suave caracter no se hiciera seco;
no encontraba simpáticos ni graciosos,
los dialogos procaces y descarados.
Al lograr algo en la vida, su tez se iluminaba,
pero siempre se ponía la ropa de prudencia;
admiraba la dulzura de la inocencia,
y su lenguaje era optimista y agradable.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
DCUHE.México.2018.
Comentario
Jaime Ignacio Jaramillo Corrales.
Amigo poeta, te agradezco el gasto de tu tiempo para visitarme.
Tu comentario es muy alentador.
Recibe un fuerte abrazo fraternal.
Bendiciones.
Mab D Avilla Roberts
Distinguida Mab, mil gracias por estar aqui en mis letras, y por Destacarlas.
Recibe mi amistad de siempre con un fraternal abrazo.
Que tengas días de ventura.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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