El niño le dijo a la madre con voz que daba lástima: “Mamá, tengo hambre”. Y la bondadosa mujer fue a su despensa y, como no tenía comida que ofrecer al hijo hambriento, le dio su corazón.
El niño se lo comió vorazmente sin comprender el inmenso sacrificio de su madre.
© 2024 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME