SABANA TRANSPARENTE
Esa mañana luminosa,
el sol parecía avisar,
que lanzaría sus rayos,
dardos rojos de fuego.
Cerca de allí la neblina,
unos arboles cubría,
y a un ave que anidaba,
buscando en ellos resguardo.
Un rio de cálidas aguas,
cubierto también casi todo,
por la sabana transparente,
corría tranquilo entre los álamos.
Emergió un pez de pronto,
que dejó el fondo del rio,
en donde lo atosigaba el frio,
para sentir el calor del astro.
Una nube blanca y pasajera,
que arriba de la neblina pasaba,
ser la copia de ella quisiera,
aunque frágil y lenta fuera.
Ya por la noche la neblina,
mira tranquila con deleite el cielo,
que con su cobija de estrellas,
ilumina desde lo alto la tierra.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D.R.
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