Romana
ROMANA
Una cosa iba a saber Romana a partir de esa su primera relación sexual. Y era algo muy simple: el placer no es lo más importante, lo fundamental es el sentimiento que se pone en el acto.
Y eso lo tendría muy presente en sus futuras relaciones pues en esa ocasión, con Óscar, su novio con el que ya tenía dos años de relación, supo que él sólo buscaba irse a la cama con ella, como lo demostró después contándoselo a todo el mundo al grado de que llegó a oídos de sus padres que la reprendieron y castigaron.
A partir de ese momento Romana se prometió a sí misma nunca irse a la cama solo por el deseo o la satisfacción sexual sino con el ánimo de entregarse de lleno a la persona, como ella lo había hecho con Óscar quien ya nunca lo volvió a buscar con otra intención que no fuera la sexual.
Después vendrían cuando menos cinco relaciones más, en ese orden de aparición: Federico, Inocente, Malaquías, Sebastián y Pedro. Dedicó su tiempo a observarlos con detenimiento, a seguir sus actitudes con mucho cuidado y esmero hasta lograr saber qué realmente ocultaban detrás del cortejo. Los cuatro primeros no lograron pasar la prueba pues todos iban únicamente con la obsesión sexual, hasta que llegó Pedro, acaso el más tímido de todos pero que durante los primeros cuatro meses casi no se atrevía ni a tomarle de la mano.
Romana de ese modo fue encontrando en Pedro al hombre amado, al que ella esperaba sin duda alguna. No tenía duda alguna que los sentimientos en él eran lo primero, lo primordial y logró hacerle pasar una serie de obstáculos y pruebas como por ejemplo, dejarlo de ver varios días, no llegar a una cita y cosas de ese corte, sin mayor importancia.
Romana comentó entonces a Pedro su experiencia personal, pero todo esperaba menos la reacción de él, que furioso arremetió a golpes contra ella y la dejó casi al borde de la muerte.
Ya en el hospital Romana bien sabía que esa primera experiencia le había dejado marcada para siempre y que de esa mala pasada de alguna manera se desprendía su desenmascaramiento de Pedro, que todo era menos una “perita en dulce”.
Nada quiso saber ya de él. Y Romana aprendió con esa segunda experiencia que hay muchas cosas ocultas en el mundo de las mujeres y que nunca se termina por aprender lo que le hizo exclamar a voz en cuello -¡Qué difíciles son los hombres nadie les entiende…! Lamentándose de esa tan dura experiencia que algún día, pensaba todavía, recordaría con un dejo de amargura pero habiendo asumido la enseñanza.
Del Libro de Cuentos inédito: LA REGLA DE ORO.
Comentario
Ay Benjamín, que me dejaste con la boca abierta!!
Pero qué le pasó al tal Pedro?!! Con razón dicen "cuídate de las agua mansas que de las bravas me cuido yo" ¿¿Ay qué?? No termino de reaccionar amigo mío! Y aunque este relato puede ser producto de la fantasía, bien puede suceder en la actualidad; porque hoy en día, el sentido de la caballerosidad quedó bien atrás. Igual el tal Oscar que resultó ser un cobarde, de nada valieron esos dos años de relación, terminó contándole a todo el mundo, algo tan supremo, íntimo, valioso como delicado.
¡Carambas Benja, con cada nombre de dama, me estás sacando unas historias FENOMENALES!
Mis aplausos amigo mío, felicitaciones!
Un relato ágil, interesante, con situaciones IMPRESIONANTES!
Gracias, un relato que como relato estuvo fantástico!
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