Augusta

AUGUSTA

 

             Iba cada mañana a la misa de 6, en el templo aledaño a su casa. Viuda ella, no tenía tiempo ni para asomarse a las casas de sus hijos, pero reclamaba de ellos atención constante, “pues yo ya les di en demasía, lo que me correspondía hacer en su momento…”, decía enfática.

                                Augusta vivió muchos años en esa actitud hasta que una de sus hijas enloqueció, pues vivía sola y ella tuvo que cambiar sus hábitos y volverse a sus tareas maternales, cuando menos con Irma, la menor de su camada de cinco hijos que procreó con Absalón, su pareja, muerta veinticinco años antes que ella.

                             No cambió, no obstante, su manía de toda la vida de asistir diariamente a la misa de 6 de la mañana, en la Parroquia del Sagrado Corazón de María, y demostrarse devota y sumisa ante sus vecinos y parientes, sin dejar de reclamar la poca atención que para ella demostraban sus otros cuatro hijos, dos varones y dos damas más, sin que eso cambiara para nada su condición de quejas constantes y costumbres sin variantes hasta que, luego de visitar incontables veces al psiquiatra Marcos Moreno, Augusta comenzó a sentir que la constante variación de carácter de su hija, Rita, habíase profundizado a partir de que ella notó que algo canturreaba mientras dormitaba hasta que logró saber qué decía entre dientes. El canturreo se refería a algo así como un vuelo de ella por parte de unos supuestos ángeles enviados por Dios hacia Rita.

                                 Haber descifrado el canturreo de su hija no la libró de sus temores y preocupaciones, por lo contrario, la ligó a eso que era una suerte de ritual de supuesto vuelo místico. Pero más se sorprendió Augusta cuando una noche vio volar a Rita por encima de los muebles de su casa y le siguió en busca de que no tropezara a fuera hacerse daño alguno.

                                 Después de esa noche ya no hubo paz para Augusta. Rita no tuvo empacho en cambiar sus acostumbradas peticiones de atención materna y comenzó como a ignorar a su progenitora. Y ésta, pensando que todos dirían que ella también había enloquecido, calló su experiencia que se repitió cuando menos una docena de veces. Y desde luego nada de eso le dijo a Marcos Moreno en las citas subsecuentes, hasta que en una de ellas, la madre tuvo que confesarle al especialista que “He llegado volando hasta acá porque Rita me enseñó a flotar en el carruaje que conducen los ángeles que están allá afuera...

Del libro inédito de cuentos: LA REGLA DE ORO.

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Comentario

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PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el julio 17, 2024 a las 11:17am

Querida María Beatriz: ¡Geniales tu lectura y comentario; te deseo un muy feliz miércoles para ti y los tuyos!


PLUMA ÁUREA
Comentario de Benjamín Adolfo Araujo Mondragón el julio 17, 2024 a las 10:54am

¡Gracias querida Delia Pilar, por tu lectura y destacado; muy saludable miércoles en familia!

Inteligencia Artificial.


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el julio 16, 2024 a las 7:25pm

¡Este relato mi querido Benja, no solo es interesante, sino que también es HERMOSO!

Ese final es estupendo,  cuando llega la mamá también volando porque la trajeron los ángeles, significando que ¿se volvió también loca?  No,  porque sino cómo fue que llegó al especialista... significa creo yo,  que sí,  en la vida de ellas, existían ángeles que las acompañaban y  ayudaban.

Me pareció realmente hermoso y me dejaste pensando mi buen amigo!  

¡Bravo!


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el julio 16, 2024 a las 3:13pm

Muy ingenioso cuento, Benja. 

Fue un placer leerte, 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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