Rodrigo Zúñiga vino a deshojar el reloj, las heridas, y desnudó al amor.

Prólogo al poemario Deshojar el reloj de Rodrigo Zúñiga 2013. EUNED.

“Si es que el tiempo existe”, concluye un epígrafe que utiliza Rodrigo Zúñiga del poeta nuestro Rodrigo Quirós, tan tempranero para marcharse. Y es que el nuevo Rodrigo, poeta joven también nuestro, arranca con su primera publicación poética con un tomo que parece hacer hincapié en el obseso laberinto del tiempo, que es y no es, al margen de la densidad que los científicos encuentran hoy en él. En un nivel intuitivo el joven poeta que ama, canta y pervive, está signado por esa angustia, a veces prolífica del tiempo, que inconmensurable nos lleva al otro tema: el de la muerte augusta, o seria o latente en todo, como la vida misma. Y al otro: el amor como necesidad de ser.

Su libro se llama Deshojar el reloj, metáfora que nos recuerda un poco el reloj de Dalí, en su pleno surrealismo, pero es la complicidad del amor deshojando minutos como margaritas, porque todas estas lecturas se avienen, al ir adentrándose en esta encrucijada: tiempo o destiempo, o no tiempo; contarlo, hacerlo mesurable, olvidarlo, estar tasajeado por él o ir de prisa, o percibir cómo se alarga o acorta, de acuerdo con lo que el poeta está compelido a decir.

El tiempo no es el tema principal, es solo lo consustancial que atraviesa todos los poemas como marco ambiental a veces, como interrogante o percepción de la eternidad o el no-tiempo. Rodrigo divaga en búsqueda de amor, de consustancialidad erótica, de vencimiento de las soledades, intenta con sus cinco sentidos dar esencia a la vivencia amorosa, a veces truncada, a veces fortuita o efímera. Y el tiempo es solo un signo que se aviene a escucharlo como el paso de los ríos que Heráclito aún observa.

Su propio epígrafe nos enmarca el camino:

El reloj es una herida…

El tiempo una excusa.

Un puente que nos marca

puntualmente la inmensidad. P. 1

La espacialidad está atravesada por el tiempo, filosofamos…pero el poeta prefiere cantar, encarna el sufrimiento en el símbolo del reloj, la excusa en el transcurso del tiempo. Rodrigo va reconociendo como un niño, palabra a palabra, el lenguaje, el instrumento que tiene para cantar o doler o dar sus señales en la noche. Por eso juega: puente-puntual, café y fe, en esas paranomasias que entreveran la metáfora y la fonética. El lado infinito de su primer poema está atravesado por horas, años, quizá indolentes, gotas del día, auroras y fantasías. La acción solo cabe en el tiempo y se deshojan los relojes, como:

            la ola incierta de la luna

            que esas torpes manecillas del destino

            aún siguen marcando…

                                   De “cisnes en la oscuridad” p. 5

            La luna como símbolo, en su carácter cíclico, también es símbolo temporal, aunque el poeta a veces lo advertirá como infinito. El poeta está convocando al ser amado, vive su deseo y lo plasma como búsqueda de complementariedad esencial. La poesía de Rodrigo además de lúdica es simbólica, su lenguaje poético avanza por los ámbitos de la trascendencia y la relación, a través del sentimiento y la cotidianidad. Es su llamado, y no hablemos de influencias, aunque se advierten huellas. Es un poeta en tránsito hacia su propia voz. Ya maneja una técnica, ya incorpora en su canto elementos coloquiales, pero sobre todo ya despliega una imaginación poética que se desean los más experimentados. Por eso cuando nace un poeta verdadero, debemos decir “¿eureka!”

            Su camino en nuestros talleres como activo militante de la literatura en el Grupo Literario Poiesis,  nos ha demostrado ese talento incuestionable, pero sobre todo por esa perseverancia en la lucha por la excelencia, que está logrando. No hay sobrantes en sus versos, ni cacofonías ni estridencias. Hay un gusto estético, no conservador,  sino hurgador en la tradición y en la posmodernidad, a su vez. De Rodrigo debemos esperar grandes instancias poéticas, grandes poemas, porque él sabe que no se trata solo de ser poeta, sino de lograr poemas, “Poemas”, así, con mayúscula, y para eso vive, ya sea ejerciendo la enseñanza del inglés que lo llevó a conocer de cerca manifestaciones literarias en esta lengua, o si ejerce la psicología, todo es retroalimentación para su planteamiento literario, conceptual sí, pero siempre esbozado desde la emotividad, un poeta…en fin…

            Su libro está dividido en dos partes: “El reloj es una herida” y “Deshojarse la herida”, quizá porque el saberse humano pasa por la concepción del dolor como lucha, escarnio, desencuentro y purificación. Muchos de sus poemas nos remiten a esta percepción del ser humano en su sufrimiento, pero también en contacto con el placer, físico y espiritual, que lo redime. Por eso, en casi todos estos poemas el tú lírico es la confirmación del paso por la intimidad, elaborada con base en la palabra precisa, pero intimidad al fin con el otro, con la complementariedad para seguir, para la vida:

            Ahí, precipitadamente,

            sucede que anudo el rastro huidizo

            de tu rostro

            y lo llevo a los acantilados invencibles

            para invocar tus jadeos.

            En ese minuto azul

            en que nos desenvolvemos el camino

            y hemos de partir,

            para siempre absurdos,

            hasta arrancarle un ángel al rocío.

                                   De “Ángeles en el rocío”, p. 10

            Como se pude observar, las personas se unen y se arriba a nosotros: el pronombre por excelencia.

            …"empuñas el deseo

            desbordando las torres

            amotinadas de la noche

                                   De “Volar y navegar”, p. 13.

 

            En esta cita, también el tú asume la acción para provocar la respuesta, es un todo dinámico de la búsqueda interior, a través de la otredad, aunque sea doloroso el proceso. Por eso los títulos: “Cisne en la oscuridad”, “Entreabierta”, “Una herida”, “Raído por la espera”, “Desandar los sueños”, “Naufragio de lunes”, “Culpable de dolerte” y tantos otros que enmarcan magníficos poemas que se suceden desde la pausa alegórica del sueño y su vigilia. Y todo esto en la primera parte.

            El presente, como inmanencia. El tiempo en contacto con la codidianidad y el diario trajín del ser humano, o el tiempo que desaparece en aras de la percepción de eternidad.

            Pero el libro de Rodrigo es un poemario de amores, desamores, deseos, instancias de la búsqueda de complementariedad y en él se advierte la alquimia, la trasmutación del ser en pos de esa búsqueda para pasar de deshojar el tiempo a “Deshojar la herida”, la segunda parte, con la cual el poemario sigue su rumbo a conformarse, a erigirse como lo que es en realidad, un poema del amor, del presentido, del que llegó, del que se intenta preservar, de aquel que es olvido y memoria y traspaso de convivencias y vivencias:

            Sí,

            yo podría car un instante

            únicamente

            por la eternidad

que agolpa tu cuerpo,

así como delira un segundo

al desplomarse altivo

contra la noche.

                        De “incendio d augurios”, p. 52

            El amor, sí, donde también hace gala el poeta de su fino erotismo:

           

            Sorbí sin mañana

            cada uno de tus gemidos.

            Y tus semillas urgentemente

            se rendían, venciéndome

            también

            al clamor de tus piernas.

                        D “Erase una vez”, p. 18

            Para inquirirnos con la fuerza del poeta que sabe su recorrido hacia la trascendencia, que no olvida la historia y que está transido por lecturas fundamentales:

            ¿Y qué si el viejo mundo

            en un nuevo mundo de despedidas,

            de oro por más espejos

            sin cambio ni regresos?

 

            Yo no sé

qué latitudes de la brizna

nos deparará esta inevitable arena,

yo no siquiera sé si el tiempo existe.

Pero tenemos aún

esta eternidad de presentes

-este presente: este poema-

deshojándose

entre las páginas de los presagios.

                                   De “Arena inevitable”, p. 24

Un muchacho que nos llegó de Guápiles y que se distingue por su tenacidad literaria, su afán de dejar huella con su mensaje. Ya le conozco dos nuevos proyectos que están dando forma a poemarios nuevos. A su vez, sigue su ruta por la conformación de un ser humano especial, solidario, estudioso, sí, para aportar en todos los caminos de su vida. Rodrigo nos dará muchas satisfacciones con su poesía. Ya empezó a hacerlo.

Ronald Bonilla

Premio Nacional de Cultura 2015

foto Rodrigo Zúñiga Araya con su esposa Ana María en uno de sus viajes.

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Comentario

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PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el julio 9, 2021 a las 9:45am

Gracias, Lily Mari, un fuerte abrazo


PLUMA MARFIL
Comentario de Liliana MarIza Gonzalez el julio 8, 2021 a las 1:47pm

Hay un gusto estético, no conservador, sino hurgador en la tradición y en la posmodernidad, a su vez. De Rodrigo debemos esperar grandes instancias poéticas, grandes poemas, porque él sabe que no se trata solo de ser poeta, sino de lograr poemas, “Poemas”, así, con mayúscula

Muy buen reseña 

Felicitaciones

mary


PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el julio 7, 2021 a las 7:46pm

Graacias, amiga Delia, por dejar tu opinión y por el destacado, abrazos


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el julio 7, 2021 a las 7:36pm

Maravilloso prólogo para el libro de Rodrigo Zúñiga, me imagino su orgullo al ser prologado por ti y con esta calidad literaria que ostenta este texto. Por lo que leí, el libro tiene todo el merecimiento de tus palabras, una poesía profunda sobre tema tan polémico como el tiempo, tan inasible, tan complejo...

Le deseo éxito a Rodrigo en la difusión de su obra y en las que a posteriori está proyectando. 

Te agradezco, Ronald, haber compartido este prólogo de un poeta que honra la literatura latinoamericana. 

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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