Prólogo al poemario Mariposa en despoblado de Julia Sabah. 2015.

Pocas veces encuentra uno una mariposa en despoblado, menos aún una mariposa en un jardín perdido, en el perdido jardín edénico de las ilusiones, pero es el proceso creativo un ángel restaurador, es el arte un acto de fe, aún en medio de la desolación.

Hablo de esto, en referencia clara a mi encuentro con Julia Sabah y su sed de poesía en medio de la mayor tristeza por la pérdida de su compañero de vida, sí, porque hay parejas que son predestinadas para hacer un viaje en armonía. Y Julia y Moisés fueron un camino en armonía, en belleza, en dadivoso disfrute durante más de la mitad de sus vidas.

Julia inició su periplo hacia las sombras con la convalecencia de su compañero y después de su partida física, su viaje hacia esas tinieblas de la soledad, la hundía más y más. Ella, una pintora de mariposas, que valiéndose de técnicas mixtas ponía sobre el lienzo más luz que los detalles de la sombra, ahora parecía que solo instantes de revelación le podían poner a flote. Por eso, compulsivamente empezó a escribir. No podía pintar. Era demasiada luz para su espíritu ahora en las tinieblas. Pero en sus nuevas grafías intentaba garabatear la ausencia y subir por los peldaños riscosos de un pozo que parecía no tener fondo.. Y con un legajo de unos 25 textos iniciamos el camino de aprendizaje, pero también de redescubrimiento,  de su propia restauración. De esas piedras con retazos de brillo desde la oscuridad, había que lograr una obra de arte, no porque se trate de dar belleza, sino porque se trataba de dar la vida, aún en aquellos caminos donde el héroe viaja hacia el submundo de la mayor melancolía. Y después de cada sesión de taller personalizado, iban surgiendo poemas, ahora sí, POEMAS. Empezó a revelarse, de una manera inusitada, una artista para la literatura.

En el proceso de varios meses, vi nacer con asombro este libro; yo le ayudaba con algunas ideas, no temáticas, sino sobre la forma de lograr su propia expresividad. Lo que ella tenía que comunicar estaba claro, cómo hacerlo era el quid del asunto. Pero la poesía estaba en ella, se desgranaba entre símbolos personales de su propia vivencia. Hoy tenemos su libro “mariposa en despoblado”, cuando como la oruga ya salió de su oscuro proceso de revelación y luz, y ahora nos entrega, como en la pintura más luz, más vida que desazón. Por eso el libro se reúne en tres partes, delineadas por procesos verbales: “enfrentándome al abismo”. Se tiene claridad de que es una lucha este viaje del héroe para volver a caminar, desde la oscuridad del sufrimiento hacia la restauración de las alas. Esta primera parte va de los poemas de la agonía ante la fatal enfermedad, asumida por el yo lírico con la entereza en público y la rabia y la incomprensión y el abatimiento en soledad, aún cuando sostiene a la mariposa el valor de sus convicciones: puedo volar, aunque hayan macerado mis dos alas. “Tú tenías que volar, dejarnos / y yo, tenía que quedarme sola, / sola en esta inmadura fruta / de la soledad”. (A corazón abierto). Las preguntas se suceden, como recursos retóricos incontestables, siquiera por el yo lírico: “en qué cajón escondiera este martirio / en qué caminos pudiera hallar consuelo”. (No soy poeta) Nótese el manejo de los elementos conceptuales dentro de la tradición, porque ya se denota una intención literaria tanto en el decir como en el sentir. Y las referencias a su antiguo ejercicio de pintar, que hoy anunciamos ha vuelto a renacer: “cómo plasmar en estos grises bastidores el dolor? (Dolor pintado). Decir y sugerir, era una dicotomía que Julia enfrentaba: por eso habló del cáncer, habló de la quimioterapia, y salió avante con su expresividad poética: “Hidra bicéfala / que decide nuestro destino / hundiendo sus metálicos colmillos / en la orfandad de tu cuello”. (Quimio, de cariño). Es posible, sí, expresar aún el antinomio de la belleza, porque de la vida toda nace el arte y nos redime. Aún así, la poesía redentora que parte del dolor, da su asombro de luz entre los resquicios: “como prevalecen las estrellas / enfrentadas al abismo” (Quimio, de cariño) “Seremos flores para siempre”(Flores para siempre). Y ante todo, va surgiendo la poesía como sugerencias, a veces desde enumeraciones: “el beso descuidado, / la esperanza de envejecer / enardecidos, / la cómplice ilusión de nuestra brisa”. (Abismo). O ante la percepción del afuera, del exterior que se contrapone a veces indolente, a veces feliz, casi siempre anodino: “Afuera, / el mundo gira su rutina de noticieros…” (Nunca más). Y la metáfora sobre el yo lírico ante lo insólito de ese afuera circundante: “un buzo inmerso en las profundidades, / mudo testigo de un mundo coloreado y rimbombante, / donde es un extraño mimo incomprendido, / a solas con la locuaz locura de la soledad”. Así se descubre a sí misma, pero “Nada, nunca…Más”. Sí, nada será lo mismo sin él…pero ha de renacer, el héroe ha de surgir. La poeta sigue su periplo: Scherazada, Amanecí en no, Negación, Laberinto en soledad, Caracoles sin olvido, son algunos de los poemas subsiguientes que se van desgranando como lágrimas, y hasta el atrevimiento de “Defino viudez”, donde se da la declaración: “viuda de mi vida”. Quizá porque el proceso de una mujer por encontrarse a sí misma es un proceso de la soledad y eso Julia lo fue dilucidando: “Habrá que aprender a crear de la nada / a inventar caminos para andar en despoblado, / a cantar el aria de la soledad / y no los duetos del regocijo”… Pero también el amor tiene espacios para regresar desde la aparente ausencia: “aún en la brevedad / del más breve instante…, compañero de mi soledad, / compañero /, permíteme de nuevo que bese / tus ojos esta noche” (Tus ojos esta noche). El encuentro en esas breves visitas del aire que lo retrotrae, del aroma, del recuerdo que remite incluso al erotismo, a la ternura por supuesto, “cómplices en los vientos y las mareas bajas, / capitanes del mismo navío, / surcando entrelazados / los treinta y cuatro mares del destino”. (Tatuajes). Así, de pronto, nacidos del sufrimiento y la soledad, estos poemas, como sin proponérselo, van erigiendo a su vez un homenaje, un sentido homenaje al ser amado, que se presiente de alguna manera aún presente. Y siguen más y más, el telar va forjando su trama, a veces fina, a veces tosca, siempre in crescendo: Interrogantes, Fábula de sombras chinescas, Vía Láctea, Aniversario en sepia, Guitarra polvorienta, y en su proceso de desolación: también su poema For Sale, donde da cuenta que se pone en venta su casa: “Yo pongo las palabras en mi boca, / mi casa muda. / Tal vez las escribe mi sangre / al verte casi vacía…”. Y luego la Paleta incolora, y el milagro de un pato que arribó a la casa: “-de dónde pato, / para quedarse…/ y desayunar conmigo-“. (Ángel a domicilio). Y en un prosema culmina esta etapa de enfrentarse al abismo con Visualización. Siempre el sueño ha de conformar un pacto con el destino, una búsqueda, una develación y esa “cabaña” de los sueños se torna “vida real”.

La segunda parte se denomina, también en proceso verbal: “transparentando azules”, y son los poemas de los otros que son parte nuestra: Así aparecen los nietos: Ari, Sofía y Maia. Un libro de poemas puede contar, pero siempre lo contado estará subyugado por el espíritu de la vivencia consustancializada en la palabra que no explica, muestra, sugiere, tórnase vida. Hay un propósito y vienen poemas de la experiencia como Libélulas, donde Anita Chernacov Zl parece preparar un camino desde el recuerdo, y en las “Mujeres de mi vida”, se hace un homenaje “a esas maravillosas mujeres …/… Bailarinas delicadas, / zíngaras festivas de paneros, / madres guerreras enarbolando espadas, / sabias adivinas sin tarot, / chamanas del instinto visceral”. Aquí, los arquetipos de lo femenino trastocan el camino y acompañan el dolor. Y luego “Retoños míos”, donde los hijos son “centauros de este camino, / ineludible del asombro.” Y la bella fábula de la realidad que representó la artista plástica Dana Sánchez en su poema Mosaico de amor. Y la presencia de ARELUM, que permite una comunicación ulterior, “Ángel oscuro del Caos”, “mi querido ángel negro”: Julia va integrando una cosmogonía propia donde el amor resalta porque resulta de la experiencia vital dadivosa de esta mujer, de esta nueva mujer que surge de ese viaje del héroe, la Penélope tomó su barca para salir de esa esfera de niebla, y va hilando los cabos sueltos de su inermidad, y va deconstruyendo el mundo para construir su propia desnudez en el poema, y ahora se atreve a descomponer el poema veinte de Neruda, y lo hace con gracia y con talento: “Déjame que te cuente, chileno, / que yo aún / escribo los versos más tristes / cada noche…”. Y la paráfrasis impone su fortaleza: “Ya no es mío, es cierto, / será del aire, del éter, / pero jamás del olvido”. Y la brevedad también se cuela en algunos textos de indomable belleza y canta entonces su símbolo personal en medio de la vida que empieza a resurgir con Mariposas, y al fin, con la Casa Nueva, que es parte de un proceso de destierro que, es después de todo, develación de nuevos rincones. Quizá la luz de las mariposas de colores empieza ya a aletear en la esperanza.

La tercera parte, en otro proceso de acción, es “rasgando la crisálida”. Quizá este maravilloso proceso que nos es dado por la naturaleza, como lección de vida, este naipe del tarot llamado el ahorcado se levanta, iza sus alas de colores, sangra quizá, mas camina, da pasos saliendo de esa ceguera temporal. Las metáforas de conjunto se suceden: “No hay vergüenza en la verdad / cuando nos vuela”. (Veladura). Y regresa el deseo de vida: “tejer con mis jirones una mágica alfombra” o “Ser un árbol en el bosque, / lleno de musgos y bromelias” Y aunque se transite “en el tiempo del lagarto”, “jugar sin prisas a encontrarme”, (A las escondidas). Se está ante el vuelo que de nuevo ha de emprenderse: “Ahora que se desnuda la crisálida / que me albegara feliz / en la cálida estancia de tus brazos” (Vuelo incierto). Sí, ya se sospecha al viento anunciador de la alborada, y aún en medio de la dicotomía entre nacer y quedar anclada, el canto canta: “El tiempo tiene alas, pero también es plomo. / Pesa y vuela, vuela y pesa. / Pero inevitablemente, pasa y pasa”. (En alas del tiempo) Las palabras se atreven a jugar. Sí, se advierte la nueva morada del ausente y en el punto del desencuentro, milagros del poema, “quizá nos encontremos” (Punto de desencuentro). Si Hamlet postula el ser contra el no ser, Julia en el poema Ser o no ser, es de nuevo “el tiempo de la luna”, “un grano de polen”, “un ave de alas incolorosas”, “loba de pechos henchidos”, “metamorfosis de siempre”. Epítetos para metaforizar que la mariposa está naciendo de las corrugadas flexiones de la oruga. Y siguen más poemas Gladiadores en la noche, reencuentro con la lucha: “el valor para inventar, nuevamente, / la alborada”. Amarillo deseo, Desde mi ventana, (donde se necesita “el verde para vivir, para respirar”), Compás de espera, (“me deleito en ser”) Ha muerto el claustro oscuro de la degradación melancólica, trágica. Está pasando y el duelo abre la espiga de una nueva iniciación. Y el homenaje se completa, se compila, se erige, con el misterio de la vida que no nos deja más opción que la paciencia, que no nos deja más destino que la pasión, que no nos permite más camino que la comprensión, y en esa comprensión, viaja de nuevo, la entereza de una revelación de vida, más allá de la muerte.

El héroe del viaje aún no concluye. Pero está empezando a escalar nuevas montañas. Últimamente, Julia Sabah me sorprende escribiendo cuentos que remiten a su infancia, nuevos poemas de sus nuevos viajes…Yo sé que Moisés la está mirando, con una hermosa sonrisa, que también viaja debajo de estos poemas.

 

Ronald Bonilla

Premio Nacional de Cultura 2015

Fotos: Julia Sabah.

Ronald Bonilla con Mariposa, escultura de Julia Sabah

abajo: Julia Sabah también canta

Nota: en varios viajes, Julia se fue quedando en su país natal, Chile, donde encontró un nuevo amor. Allí reside ahora, bien acompañada,  haciendo artes plásticas, y le conozco un nuevo poemario inédito y varios cuentos y relatos. Uno de ellos antologado en nuestra antología Donde contamos hormigas y segundos, 2020, que recopila el quehacer narrativo del Grupo Literario Poiesis.

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Comentario

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PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el julio 13, 2021 a las 11:41am

Gracis Delia, por tu bello comentario y el destacado, abrazos


ADMINISTRADOR
Comentario de Delia Pilar el julio 13, 2021 a las 11:00am

Fascinada estoy ante el prólogo que nos compartes y con el que enriqueces, una vez más, el haber literario de este nuestro hogar, OME.

Me alegro inmensamente que todo el dolor del compañero ahora ausente lo haya volcado Julia Sabah en ese bellísimo poemario, por lo que leí en tu logrado prólogo. La sublimación del sufrimiento es importante para elaborar el duelo.

Le deseo a Julia el merecido éxito con su libro y los que publique posteriormente, así mismo con todo su despliegue artístico y su vida. 

Te agradezco este valioso aporte, Ronald. ¡Felicitaciones!


PLUMA DIAMANTINA
Comentario de Ronald Bonilla Carvajal el julio 12, 2021 a las 3:31pm

Gracias, Ma. Beatriz, por tu bello decir ane este escrito, abrazos


PLUMA ÁUREA
Comentario de Maria Beatriz Vicentelo Cayo el julio 12, 2021 a las 1:10pm

¡Tenía que salir la mariposa de ese capullo oscuro mi querido amigo para alcanzar con gloria la LUZ!

Y mira tú, se casó de nuevo, es que la vida continúa como continuaron sus versos por el camino literario!

Grandioso compartir mi querido Ronald!

Cada vez mejor uno del otro!

Felicitaciones amigo!

Gracias

Animación GIF de Hermosas Mariposas. 120 piezas de imágenes animadas

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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