RECORDANDO MOMENTOS EN PARIS

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

RECORDANDO MOMENTOS EN PARIS

Acabando de comenzar mi labor como catedrática auxiliar en mi querido Colegio, recibí una invitación del Dr. Jean Claude Hallé para colaborar con él en su laboratorio de Química Física en La Sorbona. No podía despreciar una oportunidad tan significativa para mi carrera como investigadora.

Según el Dr. Hallé, debía determinar los parámetros termodinámicos al mezclar el sulfóxido de dimetilo con agua. Esta investigación era necesaria para lograr soluciones para guardar los órganos para  trasplantes a usarse con propósitos médicos. Conversé con el que era mi decano en esos momentos, Don Pablo Rodríguez, y me autorizó cuatro meses de licencia, de abril a agosto del 1976, para trasladarme a Paris.

Al llegar me esperaba aquel adorado científico que conocía desde Gainesville. Del aeropuerto me llevó a lo que sería mi residencia en ¨La Cité Universitér¨. Como la administración de la Universidad no entendía muy bien mi procedencia y mi ciudadanía Norteamericana, me ubicaron en ¨el Mesón de las Provece de France¨, un dormitorio donde alojaban a los estudiantes graduados de las Provincias Francesas, como lo eran La Reunión, Mozambique, etc. Todas eran tierras pobladas por africanos, creo que yo era la única piel blanca en todo aquel hermoso palacio dentro de la Cité Universitér.

Agradezco esa confusión porque intimé con muchos de ellos y aprendí a comer sus comitas, bailar sus bailes que entre trabajo y traba, los fines de semana nos íbamos a rumbear en los vecindarios africanos de Paris. Llegué a amar Paris desde sus barrios más oscuros, no todo era la Torre Eiffel, o La Notre Dame o el Arco del Triunfo. O sea, no todo era la Ciudad Luz. Esos barrios africanos eran maravillosos en una cultura muy rica en colores y sabores, rumbas y hermandad.

Mirando en los rincones de mis recuerdos, creo que en esos cuatro meses en esa hermosa ciudad cultivé mi espíritu, no solo con la ciencia en aquella prestigiosa universidad de La Sorbona, sino también aprendí que el color de la piel no debe separarnos, sino unirnos en intereses universales para el bien de la Humanidad.

Carmen Amaralis Vega Olivencia

[Carmen Amaralis Vega Olivencia]

Delia Pilar, mi querida amiga y maestra, muchas gracias por tan sentidas palabras, me honras, bendiciones, Amaralis

[Delia Pilar]

¡Cuánta sabiduría y humanidad despliegas en tu relato, Amaralis!

Ha sido un inmenso placer leerte. 

¡Felicitaciones!