LA IMAGEN SE PIERDE EN LA ESPALDA
La imagen en el espejo es la protagonista, ¿o será la abuela? La nieta se mira en el espejo; es la sombra que le habla.
- Sí, abuela, me encantan tus brazos desnudos, son redondos, firmes, fuertes. Cuando sea grande quiero tener tus brazos.
La señora se mira al espejo y nota que sus brazos son grandes, redondos y firmes. Están tan lejos aquellos flacos y frágiles.
¡Cuántas inyecciones de hierro tuvieron que resistir! ¡Qué terror!
-Te odio tío, siempre que vienes a visitarme me inyectas ese líquido rojo que arde tanto, te odio.
Entre la abuela y la nieta no hay distancia, solo una imagen reflejada con un rostro sin rocío, y una mirada perdida en las sombras de la habitación.
-¿Cómo pasa medio siglo sin darnos cuenta?
Le murmuran las paredes grises y frías. Un beso suave se le posa en las mejillas.
Le habla al espejo mirándose directo a los ojos, y un flujo seco le recorre la piel y se pierde en la espalda sin cobijo.
La mujer se aleja envuelta en su propia niebla, y en su mirada se enciende el brillo de la niña guardada en sus recuerdos.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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