Apenas un murmullo a la distancia,

se deja oír por el camino de piedra,

y, mustia, se eleva  ya la hiedra,

por la pared, que se alza con prestancia.            

 

Los geranios que acompañan el camino,

van, sobriamente, adornando el duelo,

arrastrando sus tristezas por el suelo,

aceptando mansamente el cruel destino.

 

Y mientras una leve brisa, apenas,

aromando va, de rosas, el sendero,

brotes nuevos se asoman del cantero,

verde savia que despunta por sus venas.

 

Pero el suelo enmohecido te despide,

desterrando  para siempre la esperanza,

y ha de ser la oscura mata que, se afianza,

la que de tu vuelta en raíces hoy  te prive.

 

Aniquilada la vida en un instante,

derramada su sangre en un baldío,

muerto está el corazón que ha sido mío

y cegada su mirada fulgurante.

 

Y no es el cristal más frágil que la piedra,

pues quisiera yo romperlo y liberarte,

más es la muerte la que pugna por diezmarte

arrojándome a esta angustia que me quiebra.

 

Te digo adiós mientras la tierra herida

se desmorona sobre tu recuerdo,

es más que amor lo que en el duelo  pierdo

pues con tu adiós, también, se va mi vida.

María Elena García Giraldo ®

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Comentario

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PLUMA MARFIL
Comentario de Beatriz Graciela Moyano el septiembre 13, 2019 a las 9:40am

Buen poema, dolor tristeza en el dolor dolor de un final, de un Adiós o hasta siempre. Felicitaciones.

Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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