Tengo capullos de rosas frescas en mi ansiosa boca, para que florezcan ardientes en tus coralinos labios de lisonjas. Frescos vocablos nacen de tu tibia boca y se encrespan mis deseosas ansias esperando impaciente del dulce néctar de tus labios, para calmar mi sed de amar que tu ser en mi provoca. En un abatido recodo de mi desolada estancia se torna muda la existencia, porque tu amor de amapola se dilata. Sueña mi nombre varonil con el tuyo de blanca Diosa y entre una nube de esperas ansiosas se me va la vida, porque violas sin piedad tus amorosas promesas y que a mi noble corazón de congojas azotas.
Autor: Marco González Venezuela 8 de Abril del 2012 Derechos reservados
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