Nació en mil novecientos ochenta, en el quinto mes del año, el tercer día de la semana.Fue el segundo hijo de una familia de cinco.Su madre tenía treinta años y su padre treinta y cinco.Dicen que cuando nació dos veces cantó un gallo,y un pajarillo lo hizo tres veces.Atendió el parto una partera empírica llamada Sixta.Vino al mundo en su casa al mediodía, y veinte gentes lo fueron a visitar;ahí lo escucharon llorar mientras lo aseaban y lo vestían.Afuera en el patio un árbol de ocho ramas,era mecido por el suave viento.Fue arropado, alimentado y recibió todos los cuidados.Pronto llego la tarde y después la noche con una luna en cuarto menguante,que lo iluminó tenuemente en su cuna.Llegado el tiempo fue bautizado recibiendo el nombre de Perfecto Segundo.Su desarrollo y crecimiento fue como el de todos los niños.De su vida posterior nada se sabe, pero años después se le encontró viviendo en una casa, en un cuarto en el lado norte de la vivienda.La habitación no es muy grande y sus paredes presentan figuras caprichosas que ha formado la humedad;hay caras sonrientes y serias,caballitos y otro tipo de animalitos que también son producto de la imaginación.El techo es de madera que procede de frondosos pinos, que un día recibieron el agua de la lluvia, el sol y el viento acariciante.Las ventanas son de vidrio transparente, que trata de mantener limpias del fino polvo que viaja en el aire, y de los insectos que se paran o se estrellan a toda velocidad.La puerta de la entrada refleja el paso del tiempo, con sus abolladuras y lo desgastado de la pintura.Dentro del cuarto se pueden ver retratos, cuyos rostros parecen querer salir de los marcos y decir algo.Hay también una silla que rechina cuando se sienta en ella, con unas patas raspadas como resultado de los puntapiés involuntarios que ha recibido.En el buró vive encerrando el tiempo en un reloj redondo con su tic- tac acompasado.A un lado del cronometro una lampara lucha por no caer.La cama esta descobijada y aun caliente.La sabana luce arrugada por motivo de los movimientos nocturnos.Una almohada esta doblada a causa de los apretones que Perfecto le da, y que resultan de los sueños y pesadillas que sufre.Ahí se miran algunos cabellos que se le desprendieron, y que se combinan con los anhelos y esperanzas de Perfecto Segundo que se esconden en en la tela.Hay también un radio pequeño,que mas bien reproduce la acústica chillona que una dulce música,al mover sus duros y descoloridos botones.Ese día Perfecto Segundo había despertado temprano con la mente vacía,lista para ser llenada con miles de cosas.Recorrió la cortina color verde, pesada, con surcos verticales que caían hasta el suelo.Esperaba ver a alguien, pero no miro nada.Vivía con la ilusión de que Laura traspasara su puerta para abrazar su lindo cuerpo y comérsela a besos.
Y es que el amor, ese sentimiento universal,Perfecto Segundo aun no lo conocía. Despertaba y ya soñaba con estrecharla,sin saber de las pasiones humanas y de los matices sexuales.Creía en su ingenuo proceder que no había preámbulo.Se escuchaban por las noches sus suplicas amorosas, y luego un silencio por los dulces sueños que le alegraban el corazón.
Se le hacía tarde, se vistió, tomo algo ligero y se marcho al trabajo.Su cuarto se quedó solo y callado,esperando su regreso.
Perfecto Segundo continuo madurando.
J.JESÚS IBARRA RODRÍGUEZ.
Derechos Reservados.
México.2013.
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