LEJANAS PENUMBRAS ENTRE LA MUERTE Y EL RENACIMIENTO
¿Por qué la muerte tan callada?
¿Y en cual cayado verde, se sostiene la soberana?
¿No es aquella con su capucha negra y su temible guadaña?
¡Sí, es la misma angurrienta y macrófaga
que camina descalza en el desierto existencial,
con sus pies desnudos hacia nosotros!
¡Pues no la sentimos!¡ni se deja sentir, ni se la oye!
¡Sólo cuando nos aprehende con cobarde felonía!
¿Es la mismísima sombra que nos acompaña vigilante
donde quiera y donde fuera que vayamos?
¿Acaso somos ella misma transfigurada en carne y hueso?
La misma que emerge del inframundo
y al penetrar nuestras primeras células germinativas,
cuyas semillas mortales suyas las anida en nuestra naturaleza y nos corroe al mismo tiempo las finas entrañas de nuestra frágil esencia.
Fue entonces que desde nuestra primera concepción,
¡cada pedazo de nuestro ser se vivifica!
Y luego,
¡una parte de nosotros se va muriendo!
¡se va muriendo!
¡se va muriendo hasta que expira la última célula!
Porque después de la muerte,
la vida que está fuera como un imponente sol radiante
Majestuosa y divina nos envuelve con su magia seductora.
¡He aquí la vida en un retacito líquido de sangre viva,
que borbotea con el fuego del espíritu como un motor impulsor de sueños y bellos vaticinios!
Ella tejida en un bello mosaico de colores por donde recorre la luz,
Cimbreándose como un engranaje concéntrico y periférico
e
Aunque estén colmadas sus florestas de infinitas oportunidades y de colores cósmicos,
sus puertas siempre estarán abiertas,
cuál hostia de la paz que aflora desde el corazón para comulgar con el bien,
siempre será una respuesta mágica a la vida,
pues, enjambrada en su flora embrionaria de semillas
germinativas,
hacia el final del proceso, cuando ya se avecina el ocaso,
la vida tiene un profundo sentido de haberla vivido,
y aún más el goce que nos espera en el lejano infinito.
¡El vivir es por tanto el morir!
Y el morir es un acto sublime de trascender hacia regiones incognoscibles.
¡Es la existencia misma!
¡es el fuego sagrado de la vida!
Autor:
Jorge Alberto Espinoza Quezada
DNI: 08155310
Perú
Comentario
¡así es!, el desenlace de la vida es impredecible, pero la fe nos mantiene vivos y nuestros ojos puestos hacia arriba. Te agradezco por tus palabras amiga maría! ¡Un gran abrazo también!
Y luego,
¡una parte de nosotros se va muriendo!
¡se va muriendo!
Es cierto, desde que nacemos, el hombre sufre cambios, esto quiere decir que las células que tenemos han de morir, para dar lugar al crecimiento de otras. Vemos igualmente que esto sucede en las flores, plantas y en el planeta. Y es que tiene que haber muerte para el surgimiento de otra vida. De ahí que la muerte es parte de la vida!
El filósofo Eugenio Trias se pronunció al respecto: "En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra".
Interesante aportación mi buen amigo!
In abrazo con el más sincero afecto!
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