MUSITO DEL ALMA
Cuentan que la historia del beso
se origino en los castillos medievales
entre la reina y el duque,
donde el amor de una señorita fue negociado
a cambio de poder y dinero.
El duque se relamió
las heridas
con el carmín de una boca ajena,
que no le corresponde
ni un céntimo como él quiere…
Ella se muere de amor por un simple leñador
que vio solo un instante cuando su carreta
quedó averiada en medio del bosque.
Los lacayos del duque murmuran
que el pobre leñador fue emboscado
y decapitado por siete hombres armados
sin previo aviso.
Su alma vaga desconsoladamente
sin amor y sin consuelo,
pero su cuerpo decapitado viaja en su corcel negro
en busca de vengar la maldita hazaña
en una noche negra y tenebrosa
que será manchada
con sangre real…
Llega el momento de la boda
y el duque enseña los dientes de conejo,
se encuentra muy feliz,
más feliz que una lombriz
de tierra.
El cuerpo decapitado
corre velozmente en su corcel,
saca rápidamente su hacha
¡zas!
y decapita a los siete lacayos
sin que la multitud se diera cuenta.
Sigiloso el jinete lleva las siete cabezas
a donde está el duque,
el sacerdote se le ponen los ojos
como dos huevos fritos y pone pie en polvorosa.
La multitud grita y corre asustada
y la mujer sonríe al darse cuenta
quien la iba a rescatar.
El duque voltea la cabeza lentamente
abre la boca del susto,
y sus ojos como dos lunas llena
pide clemencia mientras se le mojan
sus ridículos pantalones.
El jinete levanta su hacha
y en un santiamén
la cabeza rodó más que un coco
cuando se cae desde lo alto de una palma
y la deuda fue saldada
de inmediato.
El jinete dio la vuelta
y sin temor
la mujer se montó en el corcel
de su amado,
le indicó donde escondieron su cabeza,
el jinete se la colocó en su cuellos,
y ella le regalo un musito en el alma
mientras se abrazo a su espalda
y jamás nadie supo más de ellos...
Santos M. González
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