Perdidamente me enamoré de ti

en una noche de pasión,  

mi alma se incendió

y  una llovizna de besos

no pudo apagar

todo este amor.

 

Con tus ojos

me engañaste,

y con tus mirada

me atrapaste  

en tu trampa mortal.

 

No sé qué me hiciste

tampoco sé qué  paso,

no importa,

por qué  mi corazón travieso

a tus brazos voló,

para recibir

todo tu amor.

  

Santos M. González- Puerto Rico

Derechos reservados de autor

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