Los trenes del regreso
Caminamos de la mano del secreto
atisbando su reflejo con los ojos extrañados
con la punta de los dedos recogiendo su semblanza
ya que son los pasadizos del invierno que regresa.
Somos luz y somos sombras que repiten las historias.
Cuánto frío se ha filtrado en los huesos desgastados
en el germen tan humano que tirita en el fracaso
ya no quedan los amores que firmaron el ensayo.
Han dejado en la memoria el perfume de su glosa
cada día es un regalo
una luz
una corona
un fervor que nos aborda y nos dice que miremos
nuestro yo
pues los trenes del regreso están listos y fechados.
Cuánta risa
cuánto llanto se sellaron en el alma.
El cuaderno de los años vela el tierno abecedario
de los besos que hemos dado
los que hemos recibido
generando un gran espacio
alimento coronado en el centro de la dádiva.
Somos todos los humanos ignorantes del ocaso.
Unos creen en un Dios que los suba de la mano
es quizás como se cubren del miedo al oscuro manto.
Otros viven sin respaldo
sólo esperan a la parca en su sillón solitario.
Los que han podido llegar con arrugas en sus arcas
ven el pasado acaecido en el carruaje borrado.
Ya no alcanza la mirada para evaluar la distancia.
¿Qué hemos sembrado en el tiempo?
¿Cuánto amor hemos brindado?
¿Habrá sido suficiente para morir encumbrados?
Cada humano es un soldado
que se halla en el planeta para vencer los obstáculos.
¿Para qué? Yo no lo sé.
Aprendí lo que es vivir. Más no sé para qué muero.
Beatriz Ojeda
Comentario
¿Qué hemos sembrado en el tiempo?
¿Cuánto amor hemos brindado?
¿Habrá sido suficiente para morir encumbrados?
Cada humano es un soldado
que se halla en el planeta para vencer los obstáculos.
¿Para qué? Yo no lo sé.
Aprendí lo que es vivir. Más no sé para qué muero.
Preguntas reflexivas que se hacen en la soledad y en silencio... ¿Cuánto tiempo más nos queda habiendo vivido lo suficiente? Nunca será suficiente para el hombre vivir lo que se haya vivido. Mas llegar al ocaso en un estado calamitoso tampoco es agradable, vivimos mientras nos asista la memoria, el pensamiento, sin él o sin ella no seríamos nada, seríamos muertos viviente. ¿Quién pidió vivir? Pero vivimos, ¿Quién quiere morir? Así no se quiera, moriremos. ¿Para qué? Viene la muerte adosada a la vida.
Excelsas metáforas mi grandiosa poeta
Felicitaciones!
Gracias amiga mía.
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