LOS NIÑOS DE LA GUERRA 

Rodulfo González

         El verdadero número de niños empleados para pelear en las distintas guerr

as que conmueven al mundo moderno nunca se sabrá. Tampoco tendrán efecto los distintos protocolos firmados a favor de la infancia, sino se adoptan medidas que hagan obligantes el cumplimento de los mismos por lo

s diversos gobiernos, tanto de países del Primer Mundo como del Tercer Mundo, ya que ambos están involucrados en esa práctic

a aberrante

, no cónsona con la modernidad.                                    

Se dan cifras al respecto, como las aparecidas en un informe de las Naciones Unidas publicado en Ginebra por un comité consultivo en octubre de 1988, que elevó a 200 mil el ejército de menores de 15 años reclutados en las fuerzas armadas regulares de al menos doce países beligerantes. Este reclutamiento, convencional o no, según la ONU, “puede ser asimilado, aunque no en todos los casos, a una forma de escla

vitud". Vale la pena recordar que desde 1977 los países miembros del sistema de Naciones Unidas firmaron un protocolo sobre derechos humanos en donde se establece que 15 años es la edad mínima de los soldados que pueden ser reclutados. Este protocolo fue añadido a la convención de Ginebra de 1949, pero las violaciones son continuas por muchos de los países firmantes.

          El informe dio cuenta de algunos ejemplos graves. En Afganistán, el régimen de Kabul apelaba a la cacería ilegal de menores de 15 años para su incorporación al ejército y mandarlos a luchar contra los muhajeiddin. Estos verdaderos secuestros fueron comprobados también en El Salvador, donde la edad mínima para la conscripción era de 18 años. Muchas de las víctimas salvadoreñas fueron reclutadas violentamente cuando regresaban de la escuela para sus casas. Los guerrilleros del Frente Farabundo Martí también reclutó entre 800 y 1.200 adolescentes en los pueblos hondureños. En Guatemala, muchos menores fueron obligados a incorporarse forzosamente a las patrullas de defensa civil organizadas por las Fuerzas Armadas.

 

          La guerra entre Irán e Irak tuvo como participantes a numerosos niños. El primero de estos países para la fecha del informe no había ratificado el protocolo de 1977 y bajó la edad de conscripción a 13 años. No obstante, los llamados voluntarios “basiji”, enrolados con el consentimiento de sus padres, podían ser más jóvenes.

          El estudio reveló que “Muchos niños-soldados prestan servicio para ayudar a mantener a sus familias y costearse una carrera. Esta insólita estrategia de supervivencia, según la terminología de Unicef, se presentaba en Honduras y Marruecos.

          -Muchos padres –afirmó el comité de la ONU- impulsan a sus hijos a entrar en el ejército para beneficiarse con ciertos privilegios como son la entrega de alimentos, la prioridad en la obtención de cierto tipo de empleo y la seguridad que proporciona el dinero que dará el Estado si el niño resulta muerto en combate. El informe denunció que “en la mayoría de los campos de batalla, los niños-soldados son sometidos a crueles abusos, como la violencia física, la ausencia de información acerca de los reales peligros que comportan algunas misiones y sanciones militares exageradas con relación a la falta cometida”.

          Otro informe de la Coalición para Acabar con la Utilización de Niños Soldados”, reseñado por la agencia noticiosa IPS reveló que en las escuelas militares de Guatemala aceptan a estudiantes de 14, y las de Brasil y Uruguay, desde los 15 años.

          Según este documento, “un número indeterminado de niños muere cada año en América Latina en enfrentamientos bélicos, integrando las Fuerzas Armadas o grupos guerrilleros”.

          El informe, preparado por diversos grupos humanitarios, fue presentado en la conferencia celebrada a principios de julio de 1999 en Montevideo, en el marco de una conferencia destinada a denunciar el reclutamiento de niños latinoamericanos y su utilización como soldados en conflictos armados. Contó con el patrocinio de la Chancillería uruguaya y el trabajo previo fue preparado con la contribución de Amnistía Internacional, la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Instituto Latinoamericano del Niño, dependiente de la OEA.

          El representante de la Oficina en Ginebra del Comité de los Amigos Cuáqueros para las Naciones Unidas, Rachel Brett, destacó que en América Latina, los países más afectados por este fenómeno son Colombia y Perú, “aunque también muchos niños integran las Fuerzas Armadas en Paraguay y México”.

          En Colombia, el Ejército llama a los niños soldados pequeñas campanas porque son utilizados como parte de un sistema de alarmas. En 1998, las Fuerzas Armadas de Colombia admitieron que más de 15 mil menores figuraban entre sus soldados.

          La guerrilla les denomina pequeñas abejas, porque pican a los enemigos antes de que éstos perciban que están bajo ataque.

          Los testigos de una operación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a fines de 1997 sostuvieron que algunos de los atacantes no tenían más de ocho años de edad.

          La organización guerrillera Sendero Luminoso, de Perú, recluta a la fuerza a niños de hasta nueve años. Las Fuerzas Armadas de ese país, a pesar de la prohibición legal, realizan reclutamiento de menores.

          Según el anterior documento, el reclutamiento de menores resulta de la combinación de varios factores. El desarrollo tecnológico permite fabricar armas más pequeñas, el incremento de bajas de adultos lleva a reclutar jóvenes, muchos de ellos sin poseer documentos de identidad.

          Algunos menores incluso se enrolan voluntariamente para sobrevivir a la falta de trabajo o de familia. Además de participar en combates, los niños son utilizados para tareas que van desde trabajos de inteligencia hasta la limpieza, pasando por secuestro y el cuidado de rehenes, según Jo Becker, director de la División de Derechos Infantiles de Human Rights Watch, organización de derechos humanos con sede en Nueva York.

          La coalición no ha podido calcular el número de niños soldados de América Latina pero estimó que “no menos de 300.000 niños realizan esa actividad actualmente en el mundo” y que de esa cifra un tercio son reclutados en África, otro tercio en Asia y el resto en otras naciones del mundo.

    Fuentes: Murzu, Francisco. “Los Niños Soldados”.El Universal,

                   9-10-88.

                   -“Señalan a Venezuela entre los países  que

                    someten a conscriptos al abuso físico”.El Nacional,

                    6-7-99, p. D-5.

FIRMA DE PROTOCOLO

 

            El 12 de febrero de 2002 entró en vigencia el Protocolo Opcional de la Convención Sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en Conflictos Armados.

            El tratado que ha sido firmado por 96 países –Venezuela incluida- y ratificado por 14, crea un marco jurídico en beneficio de 300 mil niños de entre 15 y 17 años de edad, pero algunos de hasta 10 años, que libran guerras en unos 40 conflictos en todo el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas.

            Rory Mongoven, coordinador de la Coalición Contra el Uso de Niños Soldados, que agrupa a más de 500 organizaciones no gubernamentales comprometidas en la defensa del menor, señaló que “Aunque en el pasado eran utilizados para compensar la escasez de soldados, los niños ahora son reclutados en algunos lugares del mundo por las ventajas que ofrecen: son baratos, obedientes y se les puede lavar el cerebro con facilidad para que cometan actos de extrema violencia”.

            En cuanto a las niñas “son especialmente vulnerables, porque con frecuencia son sexualmente explotadas o forzadas a ser esposas.

            Cifras. En más de 85 países centenares de miles más han sido reclutados para fuerzas armadas gubernamentales, paramilitares, milicias civiles y una gran variedad de grupos armados. La mayoría de estos niños soldados tienen entre 15 y 18 años de edad, y algunos tan sólo 7 años.

            En África más de 120 mil niños participan en conflictos armados. Algunos no tienen más de 7 u 8 años. Hay 14 mil en Burundi, 7 mil en Angola, 10 mil en Sierra Leona y 15 mil en Uganda.

            En Asia hay gran presencia de niños soldados en conflictos armados. En Myanmar, 50 mil han sido reclutados por las fuerzas del Gobierno y de oposición.

            Latinoamérica. Hay entre 6 mil y 15 mil niños peleando en el conflicto en Colombia y más de 10 mil prestando servicio militar en Paraguay.

            Europa. Soldados británicos de 17 años murieron en la Guerra del Golfo de las Malvinas. Un tercio de los reclutas anuales tienen menos de 18 años, lo que eleva a 6 mil el número de niños soldados en las Fuerzas Armadas británicas.

            Medio Oriente. Hay unos 6 mil niños soldados kurdos luchando en Turquía e Irak.

            Estados Unidos. Soldados de 17 años lucharon en Irak, Somalia y Bosnia.

Lo que establece el Protocolo

           -Instruye a los Estados que lo suscriben a adoptar todas las medidas posibles para que ningún  miembro de sus Fuerzas Armadas menor de 18  años participe directamente en hostilidades.

            -Establece que las naciones deben velar por que no se reclute obligatoriamente en sus Fuerzas Armadas a ningún menor de 18 años y por que se eleve la edad mínima para el reclutamiento voluntario.

            -Obliga poner en funcionamiento salvaguardias para asegurar que el reclutamiento no se realice por la fuerza o coerción; que se aprobado por los padres o representantes y que el aspirante esté informado de los deberes que supone el servicio militar.

            -Expresa que los grupos armados, distintos de las Fuerzas Armadas de un Estado, no deben bajo ninguna circunstancia reclutar o utilizar en hostilidades a menores de 18 años y los países firmantes deberán adoptar todas las medidas posibles para impedir ese reclutamiento y utilización, con inclusión de la adopción de las medidas legales necesarias para prohibir y penalizar esas prácticas.

          FUENTE: Trombetta, Reynaldo. “Niños fuera de combate”. El Nacional, 17-2-2002.    

En agosto de 1995 Samir Basta, quien fuera director del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estimó “que al menos 50.000 niños están combatiendo en guerras en todo el mundo”. Pero otras estimaciones situaron la cifra en 200.000 combatientes, pese a que obligar a los niños a portar armas y usarlas constituye una flagrante violación de la Convención de Ginebra y de la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, ratificada por 176 naciones. Ese año los niños y adolescentes participaban en 24 conflictos bélicos.

            Mark Frankel, de Newsweek (“Los niños van a la guerra”. El Nacional, 13-8-1995) escribe:

            -Si se analiza, por ejemplo, el caso de los países al sur del Sahara, en donde los niños soldados se encuentran esparcidos por todos los países, encontramos que en el caso de Liberia, hay unos 6.000 niños alistados en la guerra. De hecho, en las fuerzas de Taylor, los niños cuentan con su propio regimiento: la Unidad de Combate Infantil. Durante la guerra civil de Mozambique, buena parte de las atrocidades registradas en los campos de batalla fueron cometidas por niños de apenas 8 años.

            Mark Frankel añadió:

            -En los años 8O, era común ver a niños combatientes en los ejércitos gubernamentales y rebeldes de Nicaragua y El Salvador. De hecho, muchos jóvenes siguen luchando en Guatemala. Durante el levantamiento campesino de 1994 que tuvo lugar en Chiapas, los periodistas observaron a unos 30 niños con edades comprendidas entre los 6 y los 15 años haciendo ejercicios militares en el patio de una escuela bajo el comando de un oficial zapatista. La lista se extiende a un sinnúmero de países como Angola, Sudán, Ruanda, Sierra Leona, Camboya e Irán.

            Los efectos. Sostiene Frankel que las consecuencias que tiene la guerra en la psiquis de estos niños soldados son desoladoras. Que incluso cuando los niños logran sobrevivir a los rigores del combate, por lo general resulta muy tarde para recuperar sus vidas. “El carácter implacable de las guerras –advierte- los transforma en jóvenes sociópatas, expertos en el lenguaje de la violencia pero ignorantes de las nociones básicas de lo que significa vivir en sociedad”.

             Frankel cita el caso de Samuel Bull, de las guerrillas de Liberia, experto en el manejo de ametralladoras AK-47. Ingresó en el Frente Patriótico Nacional de Liberia (NPFL), bajo el mando de Charles Taylor, a la edad de 8 años. “Hoy en día- dice Frankel- Samuel tiene 12 años. Resulta difícil imaginárselo con un rifle en la mano disparando a un semejante. Sin embargo, es un asesino a sangre fría. Él mismo reconoce haberle disparado a quemarropa a una mujer cuando ella se negó a darle un poco de comida”.

             -En el Centro de Reeducación de Liberia –explica- Samuel Bull come solo, evita cualquier contacto social y a pesar de presumir de valiente, vive aterrorizado porque piensa que será asesinado por alguno de los niños del centro, que son veteranos de las milicias rivales. En él no hay lugar para el remordimiento.

            Josefina Blanco trató este tema en el artículo “Niños bajo fuego”, publicado en El Nacional el 18 de junio de 2000 en los términos siguientes:

            -Se estima que en 1999 más de 300 mil niños participaron – y muchos aún lo hacen- como soldados en una treintena de conflictos armados que se registran en al menos doce países del mundo.

            La autora advirtió:

            -Aunque muchos de ellos superan los 15 años, edad límite contemplado en la Convención de los Derechos del Niño para el reclutamiento, reportes recientes han señalado que hasta menores de 8 años son usados para engrosar las filas del Ejército de un país o de grupos de rebeldes.

            Más adelante reveló que “entre 1990-2000 hubo dos millones de niños muertos en conflictos armados, un millón de huérfanos de guerra y seis millones de heridos en combates”, y añadió que “en Afganistán, Argelia, Angola, Burundi, Camboya, Colombia, RD Congo, Indonesia, Irán, Irak, Israel, Liberia, Perú, Sierra Leona, Somalia, Sudán y Zaire hay soldados rebeldes menores de 15 años”.

            Luego explicó que “en India, Líbano, México, Filipinas, Rusia (Chechenia), Sri Lanka y Turquía hay soldados rebeldes entre 15 y 17 años y en Azerbaiyán, Bangladesh, RF Yugoslavia, Pakistán, Papua, Nueva Guinea, Ruanda, Tayikistán y Uganda existen soldados del gobierno entre 15 y 17 años”.

            Al referirse al caso de Colombia la autora señaló que “unos 10.000 menores de 18 años son usados como combatientes por todas las partes del conflicto armado que azota ese país desde hace medio siglo”.

             Finalmente Josefina Blanco expresó:

            -La guerrilla los llama pequeñas abejas porque pican antes de que el enemigo se de cuenta de que está bajo ataque...Los paramilitares los denominan campanitas porque usualmente están en la primera fila del frente de batalla para prevenir a los adultos de una emboscada...Hasta hace uno o dos años, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional llegaron a reclutar unos 15.000 menores de edad. Muchos de ellos era uniformados y ubicados en zonas de guerra, lo que los colocaba en grave riesgo de ser blancos de ataques.

            En el caso concreto de Uganda, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, sita en La Haya, Luis Moreno-Ocampo, desde 2003 tiene en la mira al Ejército de Resistencia del Señor, por pedido del presidente de ese país, Yoweri Musenevi. Esta información apareció en El Nacional el 4 de abril de 2004.

            Entre los crímenes por los cuales podrían ser llevado los jefes de esa organización guerrillera a la CPI se cuentan el reclutamiento de menores de edad y el abuso sexual de niños.

            Moreno-Ocampo denunció que el ERS está compuesto en 85% por menores de edad, de los cuales más de 20.000 han sido secuestrados, y que miles de niños se ven obligados a vivir ocultos ante la amenaza de ser reclutados.

            El fiscal también acusó a los rebeldes ugandeses de raptar niñas para obligarlas a servir de esclavas sexuales de los combatientes.

            La guerra no es un juego. La protección a la infancia suena ridícula cuando nos enfrentamos a la realidad de los países en conflicto, donde los efectos de la guerra son vergonzosos para los niños. En muchas de ellas, son los más jóvenes los protagonistas: las imágenes nos reflejan chiquillos con los ojos vacíos de futuro. Pero el problema sobre el que UNICEF reclama la atención del mundo no es reciente, y desde hace más de una década las organizaciones de los derechos humanos y de la infancia luchan porque los gobiernos tomen conciencia de una situación que lastrará el futuro de los países que ejercen la despiadada práctica.

          Esta información, como la que sigue, apareció registrada en la revista Dominical, del periódico Últimas Noticias, el 11 de julio de 2004.

          Los niños del Primer Mundo también son soldados. El reportaje periodístico agregó:

          -Para vergüenza  de los países desarrollados, éste no se trata de un fenómeno que sólo se produce en el Tercer Mundo. Un informe de la Coalición para detener el uso de niños de niños soldados señala que Estados Unidos y Gran Bretaña acompañan a Sudán y Afganistán en la lista del oprobio. De acuerdo con el informe, más de la mitad de los países de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) aceptan en sus fuerzas armadas a adolescentes que aún no han cumplido los 18 años, debido a la dificultad que existe para que otros sectores de la población se alisten. No obstante, la Convención de Derechos Humanos de la Infancia establece en quince años la edad mínima para el alistamiento militar; si bien el protocolo no ratificado por algunas naciones, prohibe que los menos de 18 años participen en conflictos armados.

          En Liberia.  La organización Human Rights Watch (HRW) ha manifestado que si no se logra reinsertar con éxito en la sociedad civil a los niños soldados de Liberia, la paz no será posible. Esta institución humanitaria realizó un informe para dar a conocer la situación en la que vivían los menores del país africano, donde se confirma que más de 15 mil niños, muchos ellos de tan sólo nueve años, fueron reclutados por todas las facciones como combatientes.

          Cerca de Monrovia, la capital de ese país, la ONU tuvo que suspender temporalmente un programa de desarme y reintegración debido a los disturbios que se originaron sobre el pago que recibirían los ex combatientes al deponer las armas.

          Los organizadores de la nueva crisis eran menores, niños soldados bajo el efecto de la droga y el alcohol, que atacaron a la población civil.

          En Uganda. Aquí, según el reportaje que nos sirve de documentación, la situación de los menores no es mejor, de acuerdo con  el informe elaborado por la Coalición para Acabar con la Utilización de Niños Soldados, que cita lo confesado por Odur Leko, un joven que a los ocho años fue secuestrado por los rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor.

          -Nos enseñaron a usar armas. A quienes desobedecían les cortaban las orejas y los dedos. Yo no quería participar en más muertes, pero me amenazaron con dispararme si me negaba a hacerlo.

          En Sierra Leona. En este país, los milicianos del Frente Revolucionario Unido (FRU) marcaron, como si fueran ganado, las siglas del grupo en la piel de los niños usando navajas o bayonetas. Tiempo después los rebeldes liberaron a niños de entre 8 y 14 años que se enfrentan a una difícil reinserción. Uno de los primeros pasos para lograrla, consistió en una operación de cirugía estética para borrar las marcas en la piel, gracias a la iniciativa de la organización no gubernamental Cuerpo Internacional de Sanidad. Sin embargo, las secuelas psicológicas no cicatrizarán tan rápido como estas heridas.  

          En combate. Asia, África y Latinoamérica fueron las zonas en las que la utilización de niños como soldados se incrementó en 2003. Esta práctica, según el informe de la Coalición, se produce en 18 países que mantienen conflictos armados, entre ellos Colombia, Perú, Costa de Marfil, Angola, Sierra Leona, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo. Algunos de ellos incluyen en sus filas a niños que no superan los siete años.

          En Colombia, la organización  denunció la existencia de 11.000 niños, de hasta 12 años, enrolados en grupos armados. Los pequeños son entrenados para usar explosivos y armas, y participen en combates.

          La UNICEF ha reclamado a las naciones del Este de Asia que acaben con el abuso que padecen cerca de 75.000 menores, reclutados a la fuerza como soldados. Según el documento que presentó Carol Bellamy, directora ejecutiva de esa institución, los niños son adiestrados para cometer crímenes y obligados a contemplar todo tipo de crueldades y sometidos a severos castigos.

          Según este informe, los “factores económicos, sociales y políticos ejercen presión sobre los niños para que en ocasiones sean ellos mismos los que soliciten el reclutamiento”.

          En Myanmar –antigua Birmania-  se calcula que unos 70.000 niños están integrados en las fuerzas gubernamentales. Medio siglo de conflicto armado en las junglas de este país han convertido a miles de niños en huérfanos que acaban tomando las armas por algunos de los bandos. Un ejemplo es el de los hermanos gemelos Johnny y Luter Htoo, que hace unos años, cuando tenían doce, lideraron el grupo guerrillero denominado Ejército de Dios.

          Fuente: Inmaculada Ta

pia. “Niños soldados/ La guerra no es un juego”. Todo en Domingo, 11-7-04, pp. 26-28.

          El 26 de julio de 2005, después de meses de debate, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad un paquete de medidas destinadas a impedir el uso de niños soldados y la explotación menores ya sea por gobiernos o grupos insurgentes, en cuya lista se menciona a Colombia.

          Olara Otunnu, representante especial de la ONU sobre la niñez y conflictos armados calificó la aprobación como un suceso realmente histórico que hará más efectivos los esfuerzos para impedir la victimización de la gente joven.

          La resolución reafirmó la intención del Consejo de estudiar la imposición de sanciones tales como embargo de armas, prohibición de viajes y restricciones financieras contra las partes que continúen transgrediendo la ley internacional sobre los derechos y la protección de los niños en los conflictos armados.

          Fuente:

          “Aprobadas normas que impiden uso de niños como soldados”.

          El Nacional, 27-7-05.

 

 

 

    

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