LA TARDE.
He visto fenecer la tarde,
cuando viaja sin retorno y sin alarde
sacudida por la trama despuntante
de quedar sola y extenuante,
perdiendo la senda anhelada que persigue,
con el tremendo concitar de la gazmoña,
y arrobada entre los brazos misteriosos,
no consigue desvanecerse,
evadiendo la ponzoña,
perdiéndose con el bagual aturdido,
sin importar el llanto arrepentido
del ensordecido lidiar de su conciencia,
amedrentada por el cansancio
de una tarde que vuela apasionada,
con el sol hacia el declive,
sin decir un adiós, sin decir nada.
Mónica Lourdes Avilés Sánchez.
País México
Comentario
Gracias por compartir tu bello poema de un nostálgico ocaso.
Felicitaciones.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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