LA REGLA DE ORO

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

La Regla de Oro

LA REGLA 
DE

ORO

      La Regla de Oro fue siempre de esa manera. Durante generaciones y generaciones fue asunto de mujeres. Solo de mujeres pues quedaba claro que en esa "Regla" no entraban los varones. ¿Cuándo se ha visto que un hombre regle? ¿Cuándo se ha sabido de un macho que tenga la necesidad de tirar sangre para dar a conocer al mundo su fertilidad? La Regla de Oro fue claramente establecida: puesto que era asunto de mujeres y únicamente de las mujeres y solo las mujeres tendrían que maniatarse a pasar la estafeta de madre a hija y así sucesivamente en una regla de oro prácticamente irrenunciable, irrompible, imposible de negar o cambiar.

      Para ello se establecieron conforme a los cánones de las buenas costumbres y de la educación contenida en el Manual de Carreño, que no se dijera la verdad, ni nada de andarse con claridades y formas sutiles deformantes de las mejores tradiciones.

      Para lo cual quedaba claro que una madre entregara a su hija, solamente cuando lo crea conveniente o preciso, una sutiles indicaciones sobre la que podría sobrevenirle al llegar "la primera regla" que a toda mujer llega como signo de que está correctamente ubicada en su género . Pero nada de alusiones sexuales, ni mucho menos carnales, solo alusiones ligeras sobre la futura y casi siempre muy remota posibilidad de ese fuera el anuncio de preparación para la maternidad, pero en ese concreto caso se trata de no hacer a un lado las leyendas de la misión de las cigüeñas.

      Desde luego en la realidad la falta de preparación de una buena cantidad de mujeres, de todas las clases sociales, llevó a no decir nada o a hacerlo hasta que ya hubiera ocurrido. Por otra parte, la mayoría de las féminas recibieron indicaciones prematuras de sus amigas de la escuela o de sus vecinas, de algunas primas o de sus tías si es que no en ocasiones ante la precocidad de su desarrollo de parte de su pareja del momento, de un compañero o simplemente de un amigo, varones en estos últimos casos.

      Evelina, Esther, y Antonia tuvieron diversas maneras de llegar a ese punto nodal en sus respectivas vidas. Cada una de las cuales formada de muy distinta manera, pero a fin de cuentas las tres compañeras de escuela en la primaria del lugar. Evelina, hija de un boticario viudo; Esther, hija de un matrimonio de ancianos que la tuvieron tardíamente luego ya de veinte años de casados; y Antonia, hija de una madre soltera, terminaron reuniendo sus destinos para lograr saber que La Regla de Oro es solamente eso: una regla establecida para un caso concreto de desarrollo sexual femenino, pero las maneras de llegar a ese conocimiento son tan múltiples y variadas como la cantidad de seres humanos hay en el planeta.

       A Evelina, huérfana de madre desde muy pequeña, su padre no le dijo nada y tuvo que padecer la llegada del primer sangrado con una angustia incontenible.

       A Esther, en cambio, su madre la trató conforme a las reglas establecidas pero fue diciéndole lo que ella consideraba "su" verdad cuando ya habían pasado largos dos años en que Esther vivía sus "reglas". Y solamente sirvió el momento para solicitarle toallas higiénicas y deshacerse de los trapitos que usaba.

       Para Antonia fue todo más sencillo, como madre soltera su progenitora desde muy temprana edad informó de todo con crudeza y el constante llamado a cuidarse de un embarazo "para que no te ocurra lo que a mí me pasó".

     Según puede verse la Regla de Oro es que no haya regla alguna en el asunto de la llamada "regla" por la que todas las mujeres deben pasar.

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Muy buena noche, feliz lunes y mucha salud en tu entorno, querida Liliana Mariza: gracias!

[Liliana MarIza Gonzalez]

Muy buen trabajo, educar con el ejemplo, a tiempo  y sin tabues

Muy buenoo!

mary

[Benjamín Adolfo Araujo Mondragón]

¡Gracias por tus lectura, comentarios y destacado querida Delia Pilar; saludable sábado!

[Delia Pilar]

¡Buenísimooooo texto, Benjamín. Una vez asombrando con la variedad de tus temas. Está bien, cada persona es un mundo y cada familia tiene caracteres propios por lo que no hay que sujetarse a reglas rígidas. ¡Pero qué importante es informar a las niñas con anticipación para que esta circunstancia biológica no las tome por sorpresa y sea motivo de angustia!

Te felicito y agradezco tu aporte.