Cuando los árboles
declinen su nostalgia
y las nubes apuren
su urgencia de celaje,
la resaca del viento en esta isla
nos hallará ovillados sobre el césped.
Y cuando yo abra el dintel de la melancolía
y te sienta doliente cual peñasco aterido,
y sientas cómo te convoco
hacia la lenta sed de nuestras noches,
de nuevo entre las paredes oblicuas
de esta casa, azorados,
estaremos sudando del abrazo
insaciable del otoño,
en la orilla tranquila de la noche,
en esta quilla abisal donde el amor converge.
De El libro del (buen) amor
Casa de poesía 2016
Comentario
Gracias, Benjamín, un fuerte abrazo.
Bellas imágenes en tu texto, poeta Ronald.
Grcias,Bethzaida, por tu entusiasta comentario, abrazos
Gracis, Edith Elvira, por tu alificativo, abrazos
Excelente obra
Grcias, María del Milagro Herrera, por dejar tu bello mensaje ante este poema, abrazos
gracias, Eduardo , por tuhuella ante mis versos, abrazos
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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