Con una esperanza bajo el brazo y con un corazón abierto;
un buen día me dije quiero ser ingeniero, y sin esperar más
me fui a la Facultad puse mi firma y de esta manera asentí mi voluntad por hacer de mi un hombre de números y de fórmulas
Con interés inusitado empecé por mirar a la física que no
era mi favorita, menos las matemáticas que tan solo en
pensar me producía espanto, claro la química no se quedaba
atrás, y menos todavía al cálculo integral y menos el infinitesimal
La alegría se convertía en una pesadilla, por las ecuaciones que
resolvía y así en medio de largas noches y muchos días en
que mi presencia no se sentía, pasaron los años en medio de
fórmulas, libros por doquier y programas por resolver
Nadie lo hubiera imaginado que el cálculo estructural, los suelos,
la estadística y el hormigón se convirtieran en mi afición, pero
luego de saborear el cemento y el papelón que a veces por mi
inexperiencia concurría en los errores del futuro profesional
Ya en los albores de mi carrera fueron las bombas, la geología,
hidráulica y un montón de materias que a veces me confundían,
pero alegre me decía algún día llegarás y como un soñador me
llevaba de los números un abrazo porque la amistad crecía
Un buen día luego de las vías, de las bóvedas y cáscaras creí
que me moría cuando me dijeron que mi tesis había sido leída
y por fin me convertía en un ingeniero de la vida y hoy soy feliz
porque como hormiga he trajinado por la vida con fe y pundonor
Nelson
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