Para Adolfo Araujo Iniesta, mi padre, que en paz descanse.
Desde que tardeaba el día,
tu día,
arrastraste a tus bolsas
a la noche,
tu noche,
y tu mirada se hizo gris
y ocultaste el sol
con tu espalda cansada,
los surcos de tu cuello,
tu cabeza pesada.
Ocultaste la luz,
tomaste el camino de la noche,
te vestiste de triste
y callaste;
así tu voz se hizo miel
de silencio.
Comentario
Ocultaste la luz,
tomaste el camino de la noche,
te vestiste de triste
y callaste;
así tu voz se hizo miel
de silencio.
¡Cuánto nos has transmitido en tan sublimes versos! El trayecto de una vida, la laboriosa faena hasta el cansancio y la despedida triste y agotada en el silencio.
Un sentido homenaje a tu padre, que ya descansa en la gloria del Supremo.
Gracias por compartir amigo.
Qué belleza de poema. Si tú has querido plasmar su infancia, yo interpreto su ocaso, inclusive su Muertos. Me ha gustado mucho.
Cuánto amor has dibujado! Un abrazo
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