ESPEJISMO
Yo la amaba por su sonrisa, por la inocencia que en ella reflejaba, la amaba por sus cabellos alborotados y por sus sueños de paz.
No sé el por qué ella me amó, no he encontrado los motivos, y creo que nunca los encontraré.
Éramos tan diferentes como la manzana y el cielo; y aún así nos encontramos vagando solitarios por el mundo, y creímos buena idea unir nuestras soledades.
No fue su cuerpo, sencillo, común, sin mucha gracia; desde luego tampoco fue mi cuerpo, pasado de años y también de peso. Fue más bien una magia que al mirarnos nos unió, de tal manera que todos nuestros momentos parecieron una realidad.
Y fuimos felices, y fingimos ser muy felices, y pintamos nuestro mundo de colores sin saber que un chubasco lo desvanecería.
Nos aferramos a la falsedad de una sonrisa y a la hipocresía de algunas noches de calor, nos aferramos a la compañía que poco a poco va desgastando hasta odiarnos mutuamente, en silencio, y viendo como todo se destruía ante la fuerza del desamor.
Yo la amaba, sí, con motivos suficientes para amarla hasta el final... Ella me amaba, así lo creí, pero quizá nunca me amó.
Carlos Eduardo Lamas Cardoso.
México.
Derechos reservados.
Comentario
Silvana,
Gracias por leer y comentar.
Saludos y bendiciones!
Carlos:
Excelente relato. Me encantó. Felicitaciones.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
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