EN LOS COFRES DORADOS
Estoy rodando,
vertiginosa me muevo
por andenes vacíos,
envuelta en humo.
Las emociones logran ser nocivas
si las guardo en los cofres de mi alma.
Contemplo el panorama pasar,
¡Cuánta tristeza!
¡Cuánta soledad!
Van corriendo en caravana
los amores viejos,
las primeras caricias
desgastadas en el tiempo.
Va llegando la noche
y el tren no se detiene.
Surgen de las sombras miles de siluetas,
rostros que quise retener
y se alejaron
por los senderos del adiós perpetuo,
del dolor perpetuo.
Espero que en lo que resta de este viaje
surja nuevamente la armonía y la luz,
volver a ver con claridad,
y encontrar bien puesto
lo que coloqué en cofres dorados,
aquellos que guardé
en el alma para siempre.
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