DE CORAZÓNES ESTRUJADOS
Crucé la línea que separa el infierno,
atrás dejo lo que más se puede parecer al averno.
Necesito fuerzas, resucitar.
Esperan los muros,
altos muros de un Paraíso diferente,
limpio,
sin hambre,
sin llagas en los ojos.
Ojos que puedan guiar las alas,
llegar a la cumbre de los sueños.
Ojos que enfoquen al destino,
y se rían solo cegados por la luz.
Crucé las fronteras buscando
un techo sobre mi cabeza,
sobre las cabezas de los míos.
Faltan kilómetros de agua viva,
olas impulsadoras que levanten la barca,
flechas que recorran los azules en línea directa,
donde solamente se valore la fe en sí misma,
y pueda envejecerse con el corazón estrujado,
pero en paz.
Carmen Amaralis Vega Olivencia
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