EN COLOMBIA UN ARZOBISPO PIDIÓ LA PENA DE MUERTE PARA LOS SECUESTRADORES

EN COLOMBIA UN ARZOBISPO PIDIÓ LA PENA DE MUERTE PARA

LOS SECUESTRADORES

 

 

Colombia ocupa en América la nada envidiable primera posición en materia de secuestro, tanto de niños como de personas adultas. Este ominoso delito ha alcanzado en ese país tanta envergadura, que el 13 de febrero de 1975 el arzobispo de Medellín, monseñor Tulio Botero Salazar, recurrió a la extrema medida de solicitar la pena de muerte para los secuestradores como única fórmula salvadora de la sociedad colombiana, aun a sabiendas de que en su país constitucionalmente está prohibida la pena capital. “Así corno en medicina- justificó su petición- a veces se amputa algún miembro para salvar el resto del cuerpo, la pena capital es un medio que en ciertos casos, como el del secuestro, se puede y debe aplicar”.

A esta petición arzobispal se añadió una encuesta nacional llevada a efecto en 1977 por la cadena radial Todelar, cuyos resultados mostraron que el 52.3 por ciento de los consultados se mostró partidario de la pena capital a los secuestradores.

Muchos de estos casos, los de mayor impacto social, han trascendido a la opinión pública internacional por intermedio de despachos de las agencias de prensa acreditadas en el país  (AFP, AP, UPI, Reuter, etc, fuente hemerográfica empleada para documentar nuestro estudio, que a continuación presentamos:

-Medellín, junio 16 de 1969. Ciento veinte mil jóvenes de los barrios de la ciudad fueron organizados en brigadas especiales para ayudar en los trabajos de localización del niño Juan Julio Posada, secuestrado en un lugar céntrico, cuando regresaba a su hogar luego de asistir a su parvulario. Los secuestradores exigieron tres millones de peso por su rescate.

Flandes, septiembre 5 de 1969. El niño Heliodoro García, de 8 años, fue secuestrado y los autores del plagio exigieron la suma de un millón de pesos por su rescate.

Pereira, diciembre 25 de 1974. Fue secuestrada la niña de 3 años Ruby Gallegos y dejada en libertad en enero de 1975  “enferma y drogada”.

.Bogotá, enero de 1975. El joven de 17 años, Gentil Rodríguez Cárdenas, fue asesinado por una banda que lo había secuestrado y exigido millón y medio de pesos por su rescate.

Bogotá, septiembre de 1975. Por el rescate de las hermanas Sonia y Elsa Pabón los secuestradores exigieron un rescate de diez millones de pesos.

Cali, diciembre 10 de 1975. La niña de 6 años, Beatriz Eugenia Vallejo fue rescatada en Medellín por efectivos del Comando Antiextorsión y Secuestro de la Cuarta Brigada Militar.

La niña realizó una travesía de 473 kilómetros por tierra a bordo de un camión.

Bucaramanga, enero 25 de 1976. Fue secuestrada por dos individuos la menor Claudia Naranjo, de 8 años de edad.

 Bogotá, marso 3 de 1976. Francia Naranjo, de 8 años de edad, fue secuestrada por cuatro pistoleros que hirieron de muerte al guardaespaldas de la familia e hirieron de gravedad al chofer de la camioneta que conducía a la niña al colegio.

La víctima, hija del industrial David Naranjo, fue liberada en Bogotá el 14 de junio del mismo año.

Bogotá, abril 6 de 1976. El niño de 9 años, John Antonio Estupinan, fue secuestrado en una céntrica calle de la ciudad mientras esperaba el ómnibus que lo conduciría a la escuela.

El 19 del mismo mes el chico apareció en Cali. Por su rescate los secuestradores exigieron cinco millones de pesos.

Bogotá, junio 27 de 1977. El cadáver del niño Javier Rodríguez Jiménez, hijo de un humilde zapatero, fue hallado en un barrio residencial de la ciudad, luego que sus padres no pudieron reunir el rescate de 1400 dólares exigidos por sus secuestrados.

Javier fue secuestrado cuando saltó de su casa a cumplir un mandado

Medellín, septiembre 29 de 1977. El cuerpo sin vida de la menor Cecilia Cardona, secuestrada por guerrilleros del Frente Liberación Nacional cuando salía del colegio de monjas donde estudiaba el quinto año de bachillerato, fue hallado por efectivos policiales.

Bogotá, septiembre 4 de 1978. Teresa y Diana Brito, hijas el ex oficial de la Fuerza Aérea Colombiana Eduardo Brito, fueron secuestradas a punta de metralleta por cinco hombres cuando viajaban en un coche de servicio público.

Cúcuta, agosto 30 de 1978. Margarita Rosa Castrillón Zeade, una niña de 9 años, fue recuperada veinticuatro horas después de su secuestro en una mina, abandonada.

La víctima había sido secuestrada por cinco hombres armados cuando con una tía se disponía a tomar el autobús del colegio.

Aunque los secuestradores exigieron un rescate de cinco millones de pesos, éste no se materializó por la intervención de las autoridades militares.

 

El gobierno adopta medidas

 

El gran auge alcanzado rápidamente por la industria del secuestro determinó la puesta en práctica de operativos policiales dirigidos a su represión enérgica, de tal forma que, además del uso de fuerzas militares, el 30 de octubre de 1978 el director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), Rafael Poveda Alfonso, anunció la constitución de un cuerpo de seguridad estatal con el objeto de proteger a las pernas que puedan ser objeto de secuestro, delito que de enero a octubre de ese año sumaba 55 víctimas. En septiembre del año anterior el ex presidente Alfonso López Michelsen había anunciado la llegada a Colombia de especialistas norteamericanos para luchar contra las bandas de secuestradores.

Otra medida importante, pero en el plano preventivo del secuestro infantil, fue adoptada por el Ministerio de la  Defensa al  editar y distribuir profusamente un instructivo con recomendaciones para los niños en los siguientes términos:

-No hable con extraños.

-No acepte ofrecimiento pera subir  al vehículo de un desconocido.

-Cuando un transeúnte le solicite alguna información, permanezca a cierta distancia del vehículo o de la puerta de éste.

-No reciba dinero, cigarrillos, dulces o regalas de extraños.

-No entre a ningún edificio, casa o cuarto de personas ajenas a su amistad por ninguna razón.

.-No  juegue en sitios aislados, callejones o cerca de edificios desocupados.

-Informe a sus profesores, a la policía o a sus familiares, sobre algún  extraño que quiera intervenir en sus juegos o le busque conversaciones.

-lnforme a su profesor o a la policía sobre la presencia de sospechosos, en el área de su colegio.

-Anote el número de la placa de cualquier vehículo que trate de seguirlo o que recoja a uno de sus compañeros. 

-Grabe la fisonomía de sus ocupantes.

El  instructivo útil por lo demás en cualquier país para la prevención del secuestro infantil incluía  recomendaciones   dirigidas a los padres.

  Rodulfo González.

 

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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