He llegado del ayer,
ya nada es igual,
la casa donde vivías, ya no está.
una brisa lejana me trae tu recuerdo
y con el, tu dulce mirar
El ruido ensordecedor de la calle
no me permite meditar
a ver si consigo de nuevo
escoltarte entre sueños,
a mi triste realidad
Eran días de amor pleno
con la música encendida de la devoción.
hoy tu voz ya no me requiere
y mis recuerdos,
se han ido quedando ciegos,
a través del túnel del desapego.
Mi llanto,
quedó escondido entre las sombras,
de aquel mes de mayo,
cuando con un pañuelo blanco en las manos
y un te quiero en los labios,
me dijiste adiós.
Hoy el sol salió majestoso
brillando con todo esplendor,
cargado con las evocaciones,
de nuestro gran amor.
Esa pasión intensa que jamás se borró,
quedó colgado en el arete del tiempo,
el mismo que me traiciono.
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