La memoria exclama
trazos del pasado,
y una imprecisión
despierta
en pequeños retazos,
apreciando en silencio
la estampa del rezagado.
Qué anécdota más extraña;
la lluvia cubrió mi cuerpo,
la soledad de la playa
me cubrió de sensaciones,
y escuché el llanto
de mi niña interior,
que trastornó mis emociones.
Aquella playa
doblegó mi dignidad,
pero la memoria
nunca se ha de olvidar;
hoy soy mi presente…
mañana dios dirá.
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