Eran muchos los ratones
que cazaba cierto gato,
pero, advertidos al rato
los muy pícaros bribones,
determinaron en grupo
para no verse mermados
no bajar los altos lados
aunque tuvieran buen cupo.
El incansable enemigo,
el gato, trabajador,
extráñase que roedor
maña llevara consigo.
No desmayó el gato oscuro
en su afán devorador,
y para su arte mayor,
pensó: Comerlos procuro,
me haré el muerto, colgaré
mis lindas patas en tubo,
así que voy y me subo
a un madero y comeré,
buena cena ratonil.
Un viejecito ratón,
que estaba muy prevenido
le dijo al bello felino:
Inútil, lindo ladino,
lo que intentas, mal venido,
haciéndote el mortecino,
no lograrás ya más nada,
porque toda la manada
conoce bien el destino.
Este ratón muy severo
había visto bien las mañas
conque el gato sus hazañas
hacia, desde su agujero.
Y le dijo esto bien claro:
Ni que vengas cual fantasma
me moveré de mi puesto
más vale bobo supuesto
que morir con gato, de asma.
Varón prudente, poeta,
lector, tú que lees mi escrito,
el verdadero erudito,
un ser humano que reta,
puede ser bien engañado
por vez primera tan sólo
pero segunda no amolo
que pueda ser abobado,
ya que los humanos gatos
no pueden comerse bien
a unos varones también
dos veces a buenos ratos.
El buen hombre bien procura
en mal hoyo no caer
sino pensar en temer,
caer de nuevo es locura.
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