Dulce Elegía a una Reina.

[Càstor A. Olivier O.]

Cuento, en tiempos de pandemia.

Dulce Elegía a una Reina.

Bajabas entre las brumas del silencio antes que los rayos del Sol, luciendo los anillos brillantes en tu cuerpo y en tu cabeza, nimbos y aureolas que rodeaban tu figurita en pleno vuelo.
Descendías tan despacio, rodeada de ingenuidad silente, trayendo rastros del azul sidéreo, tocabas con sutil recelo las cristalinas gotas de rocío que proyectaban rayitos hacia el cielo, con las primeras chispas incendiarias desprendidas del nuevo sol naciente.
Con aire de postín, cual una reina al fin y un flamear disperso levantabas el vuelo, yo quedaba perplejo, al ver que te llevabas en las diminutas pinzas de tu boca una gota de agua, tan grande, como tu cuerpo y no se derramaba.
Hoy encontré tu cuerpo, pálido y sin reflejos, y tus paticas rígidas, estiradas apuntando hacia el Sol, me sentí confundido y sentí tanta pena, que me agaché hasta pegar mi rostro contra el suelo, observé con recelo tu figurita esbelta, tu cinturita estrecha, tus alas transparentes y tus antenas fijas hacia el espacio abierto.
Hoy vuelas hacia el sol envuelta en la diadema de tus lindos colores, y dejas en la tierra tu hexagonal vivienda con cubitos de miel en tu reinado orfebre.
Turbado de emoción he tomado tu efigie, apenas se veía entre mis dedos rústicos de monstruo de la tierra, observé tus anillos traslúcidos que ya se iban poniendo transparentes, y vi que estabas muerta, sentí mucha tristeza y para desahogarme escribí para ti, esta dulce elegía.

Te guardé en una cajita de fósforo para tenerte cerca.

Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Patrimonio Cultural de Venezuela.

[Liliana MarIza Gonzalez]

Te felicito 

Gracias 

Mary

Muy bellas tus obras 

besos

mary

[MARIA DEL CARMEN DIAZ GONZALEZ D]

Muy bello. Apreciar la vida expresada en formas diferentes.

[Edwin Antonio]

Una ternura leerte amiga mía, una gran elegía, te abrazo a la distancia y te agradezco por compartir tu bella obra. 

[Càstor A. Olivier O.]

Gracias estimada amiga escritora, Marìa Beatriz Vicentelo.

Cuanto te agradezco tan importante comentario. Saludo, un abrazo inmenso.

[Maria Beatriz Vicentelo Cayo]

Tierno relato señor Castor;  si, ellas mueren al perder su aguijón o a lo mejor era un zángano después de la reproducción con la reina.  ¡Vaya a saber! ¿Sabe usted diferenciarlos?  Pues creo que a las únicas que vemos son a las obreras,  porque los zánganos vuelan con la reina y  en el vuelo la reina los mata.  Ah y también cuando expulsan a la abeja reina por una nueva, ella muere.  Si, debe haber sido una abeja reina.

Y lo que usted dice, es muy cierto.  Tan trabajadoras,  tanta miel, tanto cuidado a las larvas de la reina para quedar muertitas como usted vio a esta pobre abejita, en caso que fuera una obrera;  y, si fue una abeja reina, tanta prole para morir sola y abandonada.  Y así nosotros nos quejamos?   Somo realmente muy engreídos eh? 

Muy lindo lo que usted ha publicado,  esa curiosidad que siempre ha mostrado por los insectos es realmente hermosa señor Castor.  ( me gusta muchísimo)

Muchas gracias por esta aportación, a mi encanta todo lo que sea de animales sobre todo insectos. 

De niña miraba con mi lupa moscas, hormigas y cucarachas.   Era mi inclinación de bióloga que yo tenía, jaja y me paraban resondrando, porque los  guardaba en un salero grande, a veces azucareros.  Venían mis hermanas, los destapaban  y pegaban un grito de Padre y Dios mío!!    Y Betty?  ¡Castigada!  jaja

Me encantó aunque me vuelvan a castigar  jeje

Gracias lindo señor, muchas gracias!

   

[Càstor A. Olivier O.]

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