DIJO QUE ERA TESORO QUE NO MERECÍA
Esa tarde tan dulce y templada,
allí su espíritu le resplandeció,
cuando el alegre amor conoció,
con la hermosa mujer anhelada.
Avanzaron horas cual sombra alada,
y a él la ternura lo venció,
y como un vértigo ahí floreció,
esto casi al venir la madrugada.
Desde el fondo de su corazón se alegró,
dijo que era tesoro que no merecía,
y su gran felicidad no peligró.
Así no sería una hoguera que fenecía,
ni ceniza que ser lumbre no logró,
y sí fuego que siempre aparecía.
J. Jesús Ibarra Rodríguez.
México. D . R .
Comentario
Elias Antonio Almada, estimado amigo escritor, recibe mi gratitud
por visitar mis letras. Me entusiasma que te agraden.
Un fuerte abrazo fraternal.
J. Jesús: Hermoso poema has realizado. Me encantó leerlo. Mis felicitaciones
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