CUENTOS Y DRAMAS DE DON RÓMULO GALLEGOS

CUENTOS Y DRAMAS DE

DON RÓMULO GALLEGOS

           Rodulfo González

            En revistas de la época se dio a conocer Gallegos como cuentista. El 1º  de enero de 1910 apareció en El Cojo Ilustrado su primer cuento, “Las Rosas”, que posteriormente tituló “Sol de antaño”. Se trata del relato de un joven artista frustrado, venido de la provincia a la capital. En torno al fracaso se tejen reflexiones, que alcanzan categoría de símbolos en los anhelos de aquel temperamento no realizado. En esta revista publicó también “Cuento de Carnaval” el 15 de noviembre de 1915 que constituyó su última colaboración.

            En Actualidades comenzó a publicar un cuento semanal. Esta revista pasó a ser de su propiedad en 1920 y allí publicó  “Los Mengánez”, “Una Resolución Enérgica”, “El Crepúsculo del Diablo”,  “Alma Aborigen”, “El Paréntesis”, “Ciudad Muerta“, “La Encrucijada”, “Pataruco”, “Pejugal”, “La Hora Menguada”,”Marina”“Paz en las Alturas”, “Un Místico”, “La Fruta del Cercado Ajeno” y “El Maestro”. Ya en 1913 Gallegos había publicado su primer libro de cuentos, que tituló Los Aventureros. En 1922, desaparecida Actualidades,  fundó la revista Novela Semanal, publicación muy modesta que se vendió a un real el ejemplar y cuyo administrador fue Enrique Chaumer. Por esta época publica un cuento largo o novelín en la revista La Lectura Semanal de José Rafael Pocaterra, que intituló “La Rebelión”, pero que inicialmente había denominado “La Casa de los Cedeños”. Otros cuentos de Gallegos son: “La Liberación”, bosquejo de un temperamento abúlico, que es el estudiante de Medicina Ricardo Fariñas; “Una aberración curiosa”, “El último patriota”, que Gallegos señala como boceto de novela; “Estrellas sobre el barranco”, donde al decir de Pedro Díaz Seijas, el autor reitera su preferencia por el análisis psicológico de personajes movidos por una tormentosa vida sexual. El tema del incesto aflora por segunda vez en su cuentística. Antes lo habla hecho en “Sol de antaño”.

            “Los    Inmigrantes” y “La Rebelión” fueron publicados respectivamente en Novela Semanal y en La Lectura Semanal. “El milagro del año”, que data de 1913, fue posteriormente adaptado al teatro y trata del conflicto entre la verdad, el amor fraternal y el secreto confesional del sacerdote. Debemos señalar que Gallegos publicó también sus cuentos en La Revista.

            En cuanto al aspecto argumental y temático de sus cuentos, el material analizado nos permitió conocer que “El piano viejo” es la historia de Luisana como encarnación de la paz y la concordia, en medio de las desavenencias de sus hermanos en el hogar. Un piano viejo, desacordado, es su único refugio espiritual. Las notas le procuraban solaz y descanso. Que “Paréntesis” es la historia de una señorita con profunda vocación religiosa, que vive un paréntesis de esperanza, de amorosa alegría, en su existencia retraída, dedicada al culto. Y que “La ciudad muerta” más que cuento es un pincelazo de la vida de Gallegos. Algo de este relato fue incorporado después a la novela Reinaldo Solar.

            Según Pedroaz Seijas, este cuento “vale como testimonio en nuestros días, que como obra de creación propiamente dicha”.

             “Pataruco” es un cuento de puro sabor local. A pesar de las fallas formales, la pequeña estampa tiene un gran sentido de lo que significa el alma de lo criollo.

             “Pejugal” es otra estampa de pueblo interiorano, pintada con recios colores: la vida de una Venezuela apacible y monótona, a veces llena de nostálgica belleza, aflora en este pequeño relato.

             “Marina”, publicado en mayo de 1919 en la revista Actualidades, es un relato de patéticas resonancias en el cual una mujer cuida el cadáver de su esposo, frente a sus dos hijas, ante la creencia supersticiosa de que el demonio puede apoderarse del alma del difunto.

             “Los Inmigrantes”, que también es de 1919, es propiamente lo que ha dado en llamarse en los últimos años de la novelística venezolana un novelín. Es un tema de supervivencia en la historia social de Venezuela. Su vigencia se prolonga.

            Gallegos incursionó también en la dramaturgia. El milagro del año, inicialmente un cuento, drama escrito durante su estancia en Barcelona, en 1912,  fue estrenado en el Teatro Caracas, de Caracas, por la Compañía Mendizábal Ross en junio de 1915. Allí el autor relata las aventuras de un asesino de comienzos del siglo cuyo crimen fue descubierto por un milagro de la Virgen del Valle, patrona del Oriente. Según Rubén Monasterios (Suplemento Literario de El Nacional, 29-7-84)  este drama es “una obra trascendente por la fuerza de sus personajes, por la dimensión heroica del conflicto humanos, por la profunda recreación que a través de Gallegos sufre el lenguaje popular de los pueblos de la costa este del país”, mientras que el otro drama de Gallegos, El Motor, editado en 1910, “carece de semejante altura, es una pieza más del Teatro Criollo, primitiva en su técnica, interesante como documento psicosociográfico”, aunque sin embargo es asombroso descubrir que “en ella Gallegos anticipa a García Márquez al presentar como asunto central, y con la misma estructura, uno de los temas que aparecen en la fabulosa novela Cien Años de Soledad: el de la incomunicación y aislamiento cultural de los pueblos latinoamericanos”.

            El doctor Luis Beltrán Prieto Figueroa (Suplemento Cultural de Ultimas Noticias, 21-10-84) al referirse a El milagro del año ha esclarecido: “El doctor Adolfo Rodríguez, en su libro Oriente en la Obra de Rómulo Gallegos, sitúa este drama y cuento en Barcelona. El hecho narrado, afirma el propio doctor Rodríguez, se refiere al crimen de Chico Bello, un marinero de la Isla de Coche a quien conocí en las visitas de cárcel que semanalmente bacía mi padre, Juez de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Criminal del Estado Nueva Esparta. Junto con Chico Bello estaba también preso su compadre Salgado que usaba el pantalón arremangado por encima de la rodilla, donde mostraba una gran herida. La esposa de Chico Bello y su hija Simona vivían frente a mi casa, en la vivienda de Agripina Salazar, llamada la “Casa de los Protestantes”. El crimen de este hombre, en el ambiente sano de Margarita y Coche no era sólo un acto anormal sino de una ferocidad inconcebible. Mi padre relataba todos los incidentes del crimen, que no se descubrió, como dice el doctor Rodríguez, inmediatamente, sino meses después, en que por casualidad Chico Bello fue denunciado por las declaraciones de su compadre. Las décimas que circularon en la Isla de Margarita, además, de la transcrita por el doctor Rodríguez en un apéndice de su obra, fueron numerosas.

            La esperada y Los Ídolos, según advierte Monasterios “ni el mismo autor sabe dónde están los originales”. Monasterios también observa: “Su obra como dramaturgo se pierde bajo el peso de su novelística y no es muy extensa, apenas varios guiones cinematográficos y unos cuatro dramas”.

            Sobre La Doncella,  cuya primera edición apareció en México en 1957, con3untamente con El último patriota (cuento) y que le valiera el Premio Nacional de literatura en 1958, reveló Gallegos a Pedro Francisco Lizardo durante una entrevista publicada en La República el 2-8-64: “Lo escribí a petición de Fernando de Fuentes. En principio le gustó mucho. Después, vino un día a la casa y me dijo que había ciertas dificultades para filmarla. Entonces la publiqué bajo el título La Doncella, en un volumen junto con unos cuentos”.

 

 

 

 

 

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