CORRE, CORRE HACIA MI CABAÑA.
Me atrapa el esplín, pero desaparece por las tardes, cuando miro como el sol se oculta lentamente, y en el horizonte se marcan los claroscuros de los altos cerros, y es que todo esto me hace pensar en ti.
Ahora estoy en un camino del hermoso bosque, sumido en el silencio y donde la neblina espesa y baja, sé deposita en las hojas de los arboles, en forma de diminutas gotas transparentes, que tiemblan y se funden cuando se mueven, al tocarlas o por efecto del viento. En ese momento recorren por todo mi cuerpo los deseos de verte, con tu pelo brizo, perfumado, como filigrana y con una cinta de seda atado y con una bella flor adornado.
Tanto tiempo dando traspiés al buscarte y esperarte, elevando plegarias para tenerte. Es que la ausencia de tu cariño minó mi fuerza, mi llanto se agotó, nada mitiga mi pena.
Corre, corre hacia mi cabaña .Yo te espero mujer de mi alma, abre la puerta y entra., ven a mi mullida cama para que cierres la herida que por ti me causó Cupido, con sus flecha de amor encendido, de flamígera pasión incontrolable, que solo tú me puedes sanar. Tu presencia, tu belleza y tu ternura serán la mejor Medicina.
Mis brazos trémulos, pero suaves como terciopelo, se abren para abrazarte.
J.JESÚS IBARRA RODRÍGUEZ.
Der. Reserv.
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