Clavos ardientes,clavaste,
en mi corazón marchito,
a tu señuelo de amorcito,
lo descubrí,me engañaste.
No eran dulces cerezas,
tus caricias y besos,
eran solo verdes limones,
exprimidos en mis heridas.
Me diste un racimo de uvas,
de una parra cortado,
se miraba delicioso.
No estaban maduras,
y no te había importado,
mi amor por ti tan ansioso.
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora. Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME