BALLENA AZUL, El Ángel del Pacífico,

[Càstor A. Olivier O.]

 

El Planeta de agua se desplaza a gran velocidad en su periplo elíptico, la luna le acompaña a una distancia prudencial y lo observa, observa la superficie azul  a ratos verde.

Seres en movimiento en la caótica jungla de asfalto y de cemento, fieras que se devoran en la selva, aves que mueren de sed en el desierto y en la densa magnitud de piélagos azules el Ángel del Pacífico, deja una estela fugaz en el Océano, huidiza huella blanquecina en el índigo azul, cual hilo de plata en la distancia, un chispazo se eleva en las alturas, como blanca ceniza, señala el ritmo de su marcha y el efluvio de una exhalación en su ondulante navegar, miles de kilómetros, horas, semanas, meses sin detener su paso casi siempre solitaria ante la bruñida inmensidad o acompañada de un bebé que descansa en su espalda.

Se mueve como ave en el espacio sin detener su vuelo, avanza cual hoja en el vacío llevada por el viento. Juguetea en su mundo sin límites de colores sublimes, y lanza un manojo de arcoíris cuando alza su cola. A pesar de su inmenso tamaño en su andar apaciguo y cadencioso acaricia las olas como niña mimada, chapotea con su cola y danza sutilmente en torno a la soledad de su figura.

La Ballena Azul, ingenua criatura, emblema de los mares, gigantesco mamífero que se quedó en el agua, hasta hoy el ser vivo más grande, que jamás haya existido en nuestra Tierra, es nuestro hermano indefenso y solitario habita, sobrevive en las profundidades del Océano amenazada su existencia por la ignorancia y ambiciones desmedidas del Homo-Sapiens. Sabiendo, que nuestro único punto de partida es la misma célula inicial, la cual compartimos con nuestra hermana, Célula Vegetal.

Hace cincuenta millones de años ya navegaba en al Pacífico, partiendo del tiempo de su permanencia en el Planeta, nosotros seríamos pequeños renacuajos, Homo-Sapiens.

Claro está que todavía nos queda muy grande la palabra humano.

Bella y sublime La ballena azul, el Ángel del Pacífico.

© Cástor A. Olivier O.
El hijo del Cisne.
Venezuela.