Caminé sobre la tierra
de suave color sepia,
bajo una blanca nube
que atrapar no pude,
cuando se alejaba.
Su aura azul intensa,
llamaba a mi corazón,
y crucé sin dilación,
el desierto y la laguna,
alegre por mi fortuna.
Ella de mi solo pedía
todo el amor o nada,
y que mi vida enamorada,
solo a ella entregaría
si así lo demandaba.
Al nacer las estrellas,
con su espíritu sensual,
me atrapó con sus cadenas,
y por sus malvas perfumadas,
me perdí en un vendaval.
Las sierras brumosas,
miraron salir el sol,
una cariátide no serías,
y aquella noche de amor,
se quedó en mis memorias.
J.Jesús Ibarra Rodríguez.
Delegado Cultural UHE.México.
D.R. 2013
Comentario
Jesús,
Felicidades por tan hermoso poema.
Saludos y bendiciones!
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