Y levantó vuelo hacia la luz, al encuentro con Dios.
Se fue , volvió a casa, nos lleva solo la delantera .Mi preciosa amiga y hermana espiritual una mujer maravillosa siempre radiante y serena, inseparable con su pareja donde la encontraba, los dos eran uno, eran un testimonio bello del amor eterno, siempre con él... su esposo y compañero. Se fue y sin ella queda un gran vacío de todas sus funciones. No más, amiga, hermana, esposa amante, madre, abuela. Todo parece tan incierto, es tan crudo y real es menester resignarse.
Ahora en nuestro universo físico material tenemos que aceptar su ausencia definitiva. Es ausencia, aunque muy dentro, en ese espacio que llamamos corazón se sienta un hueco que cual archivo de sucesos están muy profundamente guardados, habitado con su presencia, su esencia late con fuerza, lugares, momentos, se agolpan en cada persona que la recuerda y se queda en cada una de ellas siempre viva.
Puedo permitirme interpretar e incluso llegar a medir la magnitud del dolor en el ser amado soy testigo muda del dolor y el asombro que provocó la muerte de mi amiga en su esposo. Sentí en la carne y alma el desconcierto del hombre que perdió a su mujer. Su mirada sumida en la confusión; caminando en luz, se quedó en las sombras e interrogantes, pese a saber las respuestas. Misterio es la vida, misterio la muerte que, una vez descubierto su velo, sólo deja visiones, sueños, añoranzas.
¡Oh! varón torturado por la ausencia, es sobrecogedor ver aquel que supo amar y ahora está deambulando en las orillas del mar de llanto. Hay varones bien varones heridos por la muerte, he visto a mi amigo; lo veo en mi padre, su dolor es desconsuelo, su esperanza y conformidad es don que quiere dar fuerza, conformidad y paz.
¡Oh! Dios si tu no estuvieras aquí inundando con tu sangre derramada cubriendo sueños, carne y alma, ¡Oh Señor! sin tu presencia nadie sobreviviría, con semejantes pérdidas, la tierra estaría desolada.
, ¡Oh! varón atado al jueves y viernes santo, desgarrada el alma, deja hecho jirones el músculo cardíaco con tu caminar lastimero, errante sorteando abismos insondables.
Pálido rostro de Dios es el hombre afligido, que al fin en una nueva mañana, despierta con su herida curada de la pena, prodigioso amor celestial anda con él y sostiene, lo consuela y apapacha.
Aliento divino, sobrehumano, lo lleva a la recobrada luz y guía por la senda trazada.
Oh! dolor incomparable, sufre infinitamente tal vez más que las mujeres y nadie se entera o pocos lo saben. Hombres que saben amar a su compañera, tan íntegramente, tan hondo y ardientemente, ellos existen sin lugar a dudas, son gracia del cielo y descubrirlos alienta. Inspira a quienes estando muertos se despertarán vivos.
Cuando las cinco letras de mi nombre,
Pronunciaste por vez primera,
Mi estrella inventada fue sol de primavera,
Un sol dorado que salió y hoy cerca de ocultarse,
Aquella luz que ya poco a poco se nos apaga,
Sus rayos rojos nos lamen y arrullan,
Sostienen nuestros cuerpos cansados,
Amor y sus misterios en lo Divino arropados.
Abrázame fuerte y cúbreme de caricias toda,
Un beso, un susurro al oído,
Dos besos en mi sien,
Otros tantos sobre mis ojos,
Mejillas., en mi boca otra vez,
Después, no los cuentes, cuantos ósculos,
Sellaron cada poro de mi ser.
Déjame tatuar nuestra historia en tu piel,
Con cada beso y caricia, mi amor eterno,
Hasta hacer que la muerte huya envidiosa,
Y de mi barro siga fluyendo,
Manantiales que renuevan vida,
Que nacen de este divino sentimiento,
Sumatoria de ungidas horas, noches y días,
Juntamente...amasados, unidos, esposados,
Que aun estando en la fosa honda, oscura y fría,
Tanto amor el Creador quiera seguir exaltando.
.Adela Mendo Flores
Trujillo-Perú
13-06-2017
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