¡Oh, qué triste es

cuando el amor

 se marcha de tu lado! 

 

Pues nadie lo ato…

nadie lo apretó contra su pecho

y nadie suspiro por él, 

solo la vi partir en un invierno agreste

donde sus lágrimas colmaron una copa de vino.

 

De repente ella me miro

y desde el tren del suspiro,

se marcho sin decir un triste adiós.

¡Que pena, desparramar el amor al suelo!

 

Bebí insaciablemente

en aquellos días de abundancia

y me embriago de su amor

hoy quedan palabras  

lanzadas al viento,

como dardo al corazón.

 

Su mirada  llenas de rencor

Y sus lágrimas  

envueltas en la desesperación,

han formado un pequeño riachuelo

en el piso de la habitación

y he tenido que salir remando

para no ahogarme con tanto dolor.

  

Después  caminé desesperadamente hasta el monte

y  me convertí en un lobo entristecido,

fuertemente hice un aullido estruendoso

lleno de tristeza,

todos los campesinos

salieron  asustados de sus casuchas,

creyeron que se desplomaba el cielo

cuando se marcho

el amor de nadie;

de repente,

de mi corazón,

y como un lobo enamorado 

me quede mirando 

la luna 

para siempre. 

Autor: Santos M. González

Derechos reservados de autor

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Ando revisando  cada texto  para corroborar las evaluaciones y observaciones del jurado, antes de colocar los diplomas.

Gracias por estar aquí compartiendo tu interesante obra.

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