¡Oh, qué triste es
cuando el amor
se marcha de tu lado!
Pues nadie lo ato…
nadie lo apretó contra su pecho
y nadie suspiro por él,
solo la vi partir en un invierno agreste
donde sus lágrimas colmaron una copa de vino.
De repente ella me miro
y desde el tren del suspiro,
se marcho sin decir un triste adiós.
¡Que pena, desparramar el amor al suelo!
Bebí insaciablemente
en aquellos días de abundancia
y me embriago de su amor
hoy quedan palabras
lanzadas al viento,
como dardo al corazón.
Su mirada llenas de rencor
Y sus lágrimas
envueltas en la desesperación,
han formado un pequeño riachuelo
en el piso de la habitación
y he tenido que salir remando
para no ahogarme con tanto dolor.
Después caminé desesperadamente hasta el monte
y me convertí en un lobo entristecido,
fuertemente hice un aullido estruendoso
lleno de tristeza,
todos los campesinos
salieron asustados de sus casuchas,
creyeron que se desplomaba el cielo
cuando se marcho
el amor de nadie;
de repente,
de mi corazón,
y como un lobo enamorado
me quede mirando
la luna
para siempre.
Autor: Santos M. González
Derechos reservados de autor
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
Agregado por Nilo 0 Comentarios 1 Me gusta
© 2025 Creada por Aimee Granado Oreña-Creadora.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME para agregar comentarios!
Únete a ORGANIZACION MUNDIAL DE ESCRITORES. OME