ACEPTAR LA VIDA COMO ES.

[J.Jesús Ibarra Rodríguez]

Pepe tenía veinticuatro años,pero daba la impresión de tener mas,por su forma de pensar y ver las cosas de la vida.Caminaba dando pasos largos pero pausados.Su anatomía de joven resaltaba sobre su camisa entallada y sus apretados pantalones vaqueros.Su calzado de piel era suave y silencioso.Su abundante cabello castaño claro,le caía en parte de su cara sonrosada.Los ojos oscuros y acerados, tenían una mirada apacible y observadora.Se encontraba Pepe en un lugar casi espiritual, donde corría el aire ligero y transparente como un vidrio.Desde siempre su carácter fue alegre, muy alejado de ser como un cubo de hielo frio y duro.No sabía ir contracorriente, pero eso sí era muy sensible.Pasó por una vereda bordeada de altos arboles,y cruzó por un rio fresco,oscuro y silencioso.Vio como unas piedras estaban redondeadas por efecto de la corriente.Ahí en ese momento florecieron sus sentimientos, al sentir algo muy especial con el chapoteo del caudal del agua, entre los herbosos bordes.Fue un momento de reflexión sobre su vida.Recapacitó que el no quería ser como una capa de nieve vieja, recubierta por una nueva recién caída de una nevada.Que su viejo amor fuera renovado por otro que llegara.Quería reír de gusto y no solo por instinto.Evitar ademas emociones baratas,una vida de soledad y con amistosos silencios.El quería mejor abrir su mente gregaria y su corazón a la mujer adorada.

El estío se presentaba con un sol amarillo pajizo, y los rayos descendían como pesados mazos.

Las hojas de los arboles poco a poco se iban cayendo.Siguió Pepe pensando como conseguían los condenados a vivir sin amor, a quitarse los grilletes para poder amar.La brisa pasaba en ráfagas refrescantes.

Ese camino que recorría, era el paso obligado de los Poetas que buscaban inspiración, y de las almas con heridas amorosas,buscando curarlas.

A lo lejos miro las desgastadas montañas, y sintió deseos de cantar o de recitar un Poema.El sabía que la música, el canto y escribir daban valor en esta vida.

Pasaron las horas y llego la noche con su tono gris perlado,y recordó Pepe,cuando se reunía con su novia en aquellas fogatas que emanaban un amoroso calor, mientras ella apoyaba su cabeza en su hombro con ternura.

Cuando despertó de sus recuerdos ,regreso por un camino hecho por la luz de la luna entre los arboles,en la quietud, con solo el sonido del silencio.

De todo lo analizado concluyó que hay que aceptar la vida como es.

J.JESÚS IBARRA RODRÍGUEZ.

Derechos reservados.

México.2012.

[Alejandrina Arias]

Es a mi ver una hermosa prosa poética, con muy hermosas y profundas reflexiones, me encantó el hermoso final que le das :D